Milei con la yuta: El Presidente posó con la Policía en plena marcha por los hospitales
El líder libertario pasó por la manifestación no para escuchar el urgente reclamo del personal médico, sino para fotografiarse con la Federal que estaba lista para intervenir en la marcha.
A puro pulgar arriba en una jornada que tuvo de todo menos gestión, el presidente Javier Milei dejó el ministerio de Economía tras sacarse fotos con todos los funcionarios de Hacienda y compartir un exclusivo almuerzo solo para el equipo de Luis “Toto” Caputo. A la salida, pasó por la marcha del Garrahan y otros hospitales contra el ajuste a la salud pública, no para escuchar el reclamo del personal médico, sino para posar con la Policía que esperaba a interceder contra los manifestantes.
Dedicado de lleno a la propulsión de las estadísticas en redes sociales antes que a la administración sobre los acuciantes números de la realidad, el líder liberatrio dejó claro de qué lado de la mecha se encuentra: esta tarde, en pleno desarrollo de una furiosa marcha en el centro porteño que terminó con cientos de médicos y trabajadores de la salud plantados frente a la Casa Rosada, el Presidente difundió una foto con sus pulgares en el aire en medio de los agentes de la Policía Federal Argentina (PFA).
Los uniformados sonríen a cámara desde adentro de lo que parece ser un micro de las fuerzas de seguridad. La imagen fue tomada a en las cercanías de la Casa Rosada, justo cuando en Plaza de Mayo cientos de trabajadores de la salud exigían una recomposición salarial urgente y repudiaban la “reestructuración” y el cierre de hospitales públicos nacionales. La presencia de los agentes en ese marco era todo menos casual.
Es que, tal como el Gobierno Nacional ha acostumbrado desde el inicio de su gestión, la Federal estaba lista para poner en marcha el “protocolo antipiquetes”, que en criollo significa la represión a los manifestantes sin importar que se trate de jóvenes, periodistas, madres o hasta jubilados. En ese contexto, la foto de Milei es toda una señal y, más aún, una chicana a los trabajadores que pedián que el Presidente los escuche. Lo que no sabían es que estaba ocupado tomándose fotos con la Policía.