La motosierra y el bolsillo, la destrucción del poder adquisitivo y el sufrimiento de millones de argentinos que ven licuarse frente a sus ojos sus ingresos mensuales: fruto del intempestivo ajuste instrumentado por el Gobierno Nacional de Javier Milei, el salario mínimo marcó su peor nivel en los últimos treinta años medido en la capacidad de compra del dinero. Desesperación en medio de la crisis y una actualización que no llega: las familias necesitan ganar casi cuatro veces el sueldo básico para no vivir en situación de pobreza.

Gracias a la devaluación, la inflación galopante, la licuación de las remuneraciones y todas las formas de ajuste, la sociedad argentina atraviesa una situación económica de verdadera emergencia, con uno de sus más importantes signos en el lamentable récord histórico registrado este mes de julio por el Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM), cuyo poder adquisitivo se encuentra en su peor marca desde 1994 de acuerdo con un estudio elaborado por el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA).

Según el informe, el sueldo básico “sufrió una caída brutal en los meses transcurridos del Gobierno de Milei” que dejó “un poder de compra 32,1% menor del que tenía en noviembre de 2023”. Es menester recordar que el salario mínimo se ubica hoy en los $234.215 mensuales, una cifra que fue fijada por decreto en mayo y desde entonces jamás ha sido actualizada; de hecho, la administración de La Libertad Avanza accedió reunirse esta semana para dialogar sobre la modificación del monto, pero enviará al mitin a un mero subsecretario.

Milei lo hizo: El salario mínimo actual es el peor de los últimos 30 años

En un mercado laboral volcado prácticamente en la mitad de los casos a la informalidad, el escenario se vuelve aún más perentorio para los trabajadores que perciben ingresos por ese valor o incluso menores. Para poner la crisis en perspectiva, la Canasta Básica Total (CBT) se halla en los $873.169 para los hogares de cuatro integrantes según el más reciente relevamiento del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), por lo que las familias tipo deben ganar casi cuatro salarios mínimos por mes para no caer en la pobreza.

La situación resulta acuciante por donde se la mire, pero al aflojar el zoom delata una tendencia histórica de decrecimiento del poder adquisitivo con fecha de comienzo allí por 2010, si bien las caídas más prominentes se dieron entre 2016 y 2020, con bajas de hasta un 11% anual; y, finalmente, desde mediados de 2023 hasta hoy, período en el que se registró un gigantesco derrumbe del 29% en la capacidad de compra del salario básico. De este modo, el sueldo mínimo se muestra actualmente en su peor momento en las últimas tres décadas.

El valor es inferior incluso al vigente durante la mayor parte de la década de 1990. En ese entonces, como ahora, el nivel era tan bajo que este instrumento había perdido su rol como piso salarial, tal como se buscaba desde un Gobierno que bregaba por la desregulación y flexibilización del mercado de trabajo”, señala en ese sentido el informe elaborado por CIFRA junto a la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), a la vez que denuncia que la comparación con la canasta básica resulta “comparable” a la vivida “en la crisis final de la convertibilidad en 2001/2002”.