La ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, anunció la captura de Marco Antonio Centurión, un hombre de 37 años que había violado su arresto domiciliario en Tucumán. Bullrich se refería a él como un criminal buscado por difusión de pornografía infantil, destacando la eficacia del programa Tribuna Segura, que había permitido su recaptura en Rosario. “¡Tras las rejas es donde debe estar!”, enfatizaba la ministra, dejando claro que su misión era la de erradicar la criminalidad con mano firme.

Sin embargo, el eco de esa celebración pronto se tornó en un papelón. Marco Antonio apareció en una entrevista, desnudando una versión muy diferente de los hechos. Se defendía con una historia que comenzaba con un evento de fútbol, donde se había desplazado entre San Martín de Tucumán y Aldosivi, con la ilusión de cubrir un partido en el Gigante de Arroyito. Al llegar, la situación tomó un giro inesperado. Al presentar su DNI, le informaron que había un pedido de captura en su contra, algo que él no podía creer.

X de Diagonales

“No puede ser”, fue su reacción inmediata. Aseguró que le pidieron que esperara, pero la espera se convirtió en detención. Durante dos horas lo mantuvieron en un limbo de incertidumbre, asegurándole que se comunicarían con el juzgado de Tucumán para aclarar su situación. Sin embargo, el tiempo pasó y, finalmente, lo trasladaron a la Comisaría Décima de Rosario, donde la situación se tornó aún más angustiante.

Marco Antonio relató cómo fue encerrado con otros detenidos, despojado de sus pertenencias y, lo más crítico, de su insulina, siendo diabético tipo 1. Pasó nueve horas sin alimentos ni medicación, una agonía que se tornaba más intensa con cada minuto que transcurría. Finalmente, cuando la noche llegó y ya el último colectivo había partido, se acercaron a informarle que todo había sido un error de papeles y que quedaba en libertad.

Pero la amarga experiencia no terminó allí. Marco Antonio se sintió despojado no solo de su libertad por un tiempo, sino también de su dignidad. “No me pidieron disculpas”, lamentó, y lo que más le dolía era la declaración pública de Bullrich, que había afirmado, sin titubear, que él lideraba una red nacional de delincuentes, un estigma devastador que manchaba su imagen. Recordó los problemas judiciales que había enfrentado entre 2019 y 2022, tiempos que había cumplido con rigor, pero que ahora parecían resurgir con una fuerza renovada, manchando su nombre una vez más.