No son horas fáciles para la UCR. Las tensiones a la interna de Juntos por el Cambio (JxC), en particular con la bancada PRO en el Congreso, se vienen sucediendo en los últimos días, con actores “disidentes” del partido y se percibe que “el horno no está para bollos”.

A pesar de los gestos de apoyo general del radicalismo, por parte de varios dirigentes de renombre en el partido, a la campaña presidencial de la líder de los “halcones” de JxC Patricia Bullrich, también hay oposición interna. Esto se expresa en las voces que ponen en duda la concordancia total en las filas del elenco “boinablanca” sobre el liderazgo de la exministra de Seguridad de Mauricio Macri, como señaló el histórico dirigente Federico Storani.

Las tensiones internas se suceden en el ámbito legislativo. Allí, el diputado radical Facundo Manes y su colega Danya Tavella, del espacio Evolución, que encabeza el senador Martín Lousteau, se manifestaron en favor del Programa de Ciencia, Tecnología e Innovación 2030, y confrontaron con su interbloque, aliándose con el Frente de Todos (FDT).

Unos días antes, Tavella, junto con su par diputado nacional Emiliano Yacobitti, se posicionaron positivamente para la creación de universidades nacionales en el interior de la provincia de Buenos Aires; y, en otro episodio, el bloque radical, en alianza con el oficialismo, dictaminaron un proyecto de ley para regular los alquileres temporarios que tengan fines turísticos.    

Tibieza del radicalismo para condenar los agravios de Villarruel a las políticas de Derechos Humanos

Lo cierto es que cada día que pasa en el almanaque, de cara a la primera vuelta del 22 de octubre, Bullrich debe mantenerse competitiva en un terreno hostil para ella, ya que tanto el primero en las PASO Javier Milei de La Libertad Avanza (LLA), como el ministro candidato de Unión por la Patria (UP) Sergio Massa se buscan mutuamente para polarizar.

Es por eso que la UCR elige cuidadosamente qué batalla dar hacia adentro, para no resignar espacios de poder en la coalición y evitar una confrontación abierta que pueda dinamitar las últimas aspiraciones de una campaña que para JxC parece sumamente compleja. También cada señal que dan hacia afuera se puede leer en esa misma sintonía.

EL RADICALISMO Y SU VISIÓN SOBRE EL ACTO DE VILLARRUEL

Con este trasfondo, y buscando evitar la menor cantidad posible de “errores no forzados” en la escena pública frente a un electorado ambivalente, los principales dirigentes radicales no se manifestaron públicamente sobre una de las cuestiones en las que históricamente suelen marcar terreno, a partir del gobierno alfonsinista: la política de los Derechos Humanos en la Argentina.

El bloque radical en la legislatura porteña elevó sus quejas ante el titular del cuerpo Emmanuel Ferrario por el acto en el que la candidata a vicepresidenta de LLA Victoria Villarruel, por un lado, homenajeó a las víctimas de la guerrilla durante la década del `70 pero, también, hizo una nueva omisión de la represión sistemática y clandestina Estado durante el último golpe de 1976. Villarruel piensa metódica y cuidadosamente cómo intervenir sobre este tema, y la jornada del lunes fue su salto a la primera plana para desplegar su pensamiento y su accionar, intentando reinsertar el debate setentista en la opinión pública.

Tibieza del radicalismo para condenar los agravios de Villarruel a las políticas de Derechos Humanos

Los legisladores de la UCR porteña, con la firma del espacio Evolución que encabeza el exprecandidato a jefe de Gobierno de CABA Martín Lousteau, y la juventud partidaria, señalaron que esta actividad en el recinto se “desajusta” con la “mirada de la mayoría de las y los ciudadanos”.

“Tenemos un acuerdo en nuestro país, tal vez sea el único que subsiste desde el 10 de diciembre de 1983: no es igual que el Estado se convierta en criminal a que grupos de personas que cometan crímenes aberrantes, y no hay justificativo alguno para suspender la vigencia de la Constitución y sus instituciones”, afirmaron, al mismo tiempo que expresaban su “preocupación” pero se manifestaba en favor de que estos sectores expresasen su voz “sin censura”.

También hubo discrepancias a la interna de la coalición. El exsecretario de Derechos Humanos macrista, Claudio Avruj, polemizó con un dirigente de la Juventud Radical y negó que el evento al que convocaba Villarruel tuviera un sesgo negacionista. Ya en 2016 Avruj, que aún estaba en funciones, la había recibido a ella y a su agrupación en su despacho ubicado en el Espacio Memoria y Derechos Humanos –exESMA–.

Menos sencillo fue hallar posicionamientos individuales sobre este tema por parte de la dirigencia radical. Diagonales intentó conversar con sus principales referentes, aunque, en la mayoría de los casos, sin suerte.

Tibieza del radicalismo para condenar los agravios de Villarruel a las políticas de Derechos Humanos

Desde el equipo de Lousteau, que perdió por escaso margen en la interna con Jorge Macri en las PASO, se mostraron indubitables: “Obviamente que Martín está en contra. Él defiende los Derechos Humanos y reivindica el histórico juicio a las Juntas”, señalaron a este medio.

Consultados por Diagonales sobre otro de los referentes del espacio Evolución y principal candidato para quedarse con la gobernación de Santa Fe en octubre, Maximiliano Pullaro, tampoco dudaron: “Es un tipo que siempre se comprometió con las causas de DD.HH”. Pullaro, quizás empujado por la preferencia del electorado hacia la figura de Milei en su provincia, que en un eventual balotaje entre el líder de LLA y Massa, optaría por el economista ultraconservador, que tiene en su fórmula a Villarruel.

Otras voces de relevancia nacional dentro del partido centenario prefieren no exponerse pero plantean a este medio que la reinstalación de la “Teoría de los Dos Demonios” debería ser algo ya cerrado en el debate como sociedad, y ven que la energía tiene que estar puesta en “cómo salir adelante” con los “desafíos complejos que ahora se presentan”. Plantean que la actitud de Villarruel puede ser tomada como una “provocación”, pero además hacen hincapié en que se deben “respetar los derechos de los presos por crímenes de la dictadura”, que deberían ser “también considerados”.

El 10 de diciembre, cuando se cumplan 40 años de democracia, se verá si se reinstala este doloroso debate en la sociedad o si se pasa de página y se mira hacia adelante, con acuerdos sociales como este, como insignia inclaudicable.