Con palazos a la política de Derechos Humanos postdictatorial y al pedido de “Memoria, Verdad y Justicia”, la vicepresidenta Victoria Villarruel avanzó este martes con su agenda unilateral y, por cierto, cercana al militarismo con un acto inédito en homenaje a las “víctimas del terrorismo”. El controversial evento no aclara a qué hechos de “terrorismo se refiere”, pero deja ver la mirada del Gobierno sobre el último régimen de facto en la Argentina y la actividad guerrillera de la época – a buen entendedor, pocas palabras.

“Justicia, verdad y reparación para todas las víctimas del terrorismo”, lee el eslógan difundido por los organizadores de la cumbre ¿militarista? desarrollada en la tarde de hoy con sede en el Salón Azul del Senado, del que Villarruel es titular. Más temprano, cientos de personas hicieron varios metros de fila en las afueras del Congreso para ingresar a la ceremonia, que fue anunciada con tan solo 24 horas de anticipación y, desde luego, dice más por su carga política implícita que explícita.

Ya la modificación del conocido lema de “Memoria, Verdad y Justicia” debería hacer saltar la ficha a cualquier desprevenido, pero, por si las moscas, el comunicado de la Cámara Alta añade: “Por primera vez, el Salón Azul del Senado será escenario de una actividad que permitirá develar hechos que durante décadas una parte de la política ha querido esconder y que nos han dejado profundas heridas a los argentinos que todavía no sanan”. Cabe destacar que el evento fue organizado con motivo del día 21 de agosto, en el que se recuerda a las víctimas del terrorismo.

La apuesta fue duplicada con el discurso de Villarruel durante el evento, donde adelantó que el Gobierno ordenará a la Justicia revisar todos los casos de víctimas durante los años ‘70, y alentó: “Todos los Montoneros tienen que estar presos respondiendo por ensangrentar nuestra nación”. Los aplausos inundaron el acto autoconvocado por la vice; ese es, quizás, el objetivo final de la actividad: redoblar la agenda propia y hacer crecer su influencia en medio de la guerra que la enfrenta contra el presidente Javier Milei.

Irónicamente, la sala contigua en el Congreso de la Nación discutía en la tarde de este martes la expulsión de la diputada Lourdes Arrieta del bloque de La Libertad Avanza en la Cámara Baja. La decisión fue catapultada por las peleas internas en el espacio, que derivaron en una denuncia por violencia de género y hostigamiento contra otro dirigente de la bancada; sin embargo, detrás aparece el fantasma de la visita de los legisladores libertarios a represores y genocidas encarcelados en el penal de Ezeiza. Villarruel guarda su silencio al respecto.