Karl Marx aludiendo al ascenso al poder de Luis Bonaparte sentencio que la historia se repite dos veces. La primera vez lo hace como tragedia y la segunda en forma de farsa.  El presidente Mauricio Macri, apenas iniciando su gestión anunció la eliminación del llamado “cepo cambiario” en la Argentina, para luego volver a implementarlo tres años más tarde.  El viernes 11 de abril, el gobierno encabezado por Javier Milei sorprendió anunciando un nuevo fin a las restricciones cambiarias para las personas físicas. ¿Seguirá esta medida la profecía de Marx?

La futurología es algo ajeno a los cientistas sociales. Empero, es posible que se registren algunos movimientos en el mercado cambiario luego de la medida anunciada por Luis Caputo, sobre todo si la cotización de la divisa norteamericana se aproxima hacia alguno de los extremos de la banda de flotación establecida por el Banco Central.  Esto es, si el valor de la divisa perfora los 1000 pesos, la autoridad financiera actuara para sostener la cotización por encima de ese valor. Por el contrario, si el valor de la moneda estadounidense trepa más allá de los 1400 pesos, la entidad bancaria intervendrá para evitar una suba mayor. En el primer caso, el Banco Central se capitaliza comprado divisas; en el segundo, pierde reservas a través de la venta de dólares.

La lógica nos llevaría a esperar unos primeros días donde la compra de dólares se intensifique y el aumento de la cotización lleve al Banco Central a perder reservas. No es en vano que parte del préstamo acordado con el FMI vaya a las arcas del Banco presidido por Santiago Bausili.

Las decisiones económicas de los actores están atravesadas, entre otras variables posibles, por las expectativas del futuro. En este sentido, si una persona considera que el aumento de un bien es inminente y dispone del capital para su compra, adelante su concreción por miedo a que se dispare el precio de dicho bien.  El sorpresivo anuncio del viernes se da en el marco de un plan de estabilización económica que clausura su segunda fase con la medida, dando paso a su tercera etapa. Tomando en consideración estos elementos es posible apreciar una  diferencia importante respecto de lo acaecido bajo la administración Macri.  Mientras que el anuncio del 2015 fue a los pocos días de iniciar la gestión y con mucha expectativa respecto del futuro, pero poca certeza respecto de los resultados.  El fin del “cepo” en la era Milei viene de la mano de una serie de medidas implementadas y el anuncio de un nuevo acuerdo con el FMI. De aquí que las expectativas sobre el futuro sean distintas por cierto contexto de previsibilidad conferido por el plan económico.

La liberalización del mercado cambiario no es solamente el resultado de un plan gradual de estabilización económica que viene implementándose desde 2023 sino que también, podría tener un efecto electoral. El panorama político del oficialismo de cara a las elecciones nacionales de octubre de este año y los distintos comicios legislativos provinciales que se celebrarán a lo largo del 2025 no parecería representar una amenaza para su estabilidad. Frente a una oposición a nivel nacional disgregada y sin candidatos fuertes, posiblemente la Libertad Avanza obtenga un buen resultado a nivel nacional.  De ser así, y considerando la aún imagen popular del Presidente, el fin de las restricciones a la compra de divisas extranjeras no tendría un efecto considerable en ese frente.

Hasta aquí parecería que todo es color de rosa. No obstante, la liberalización del mercado de cambios posiblemente tenga un efecto inmediato sobre algunos precios y con ello, afecte las expectativas inflacionarias para el año en curso. Al mismo tiempo, una demanda sostenida de dólares y la presión sobre el límite de los 1400 pesos podría implicar una nueva descapitalización de las reservas.

¿Marx tenía razón respecto de lo que sucede con la historia? Las comparaciones parecerían desmentir al pensador alemán del siglo XIX. Pero también es cierto que la libertad cambiaria bajo la administración Macri no fue eterna y que, sobre el final de su gestión, tuvo que dar marcha atrás con la medida restableciendo el cepo. Recién van dieciséis meses de gestión, y es prematuro hacer vaticinios. El precio del dólar y la estabilidad cambiaria dependen, entre otros factores, de la confianza y la existencia de dólares en la plaza. La última no está garantizada por la ausencia de inversiones extranjeras; la primera condición depende de las expectativas de los actores, algo impredecible incluso para las fuerzas del cielo.