Los otros pibes y pibas de Malvinas
A 190 años de la invasión inglesa que se apropió de las Islas Malvinas, vale la pena recordar que hasta poco antes estaban habitadas por una comunidad de trescientas personas, encabezadas por el gobernador Vernet, María Sáez, su familia, el joven entrerriano Antonio Rivero y un grupo de gauchos e indios charrúas. Y que la cacica tehuelche María la Grande, reina de la Patagonia, fue invitada por Vernet para bendecir el archipiélago. Ellos y ellas son el mejor antecedente de nuestra soberanía sobre Malvinas
Cuando las canciones del último Mundial evocan la figura de los "pibes de Malvinas" o mencionan sin más a las Islas, un rasgo sensible de pertenencia e identidad nacional, y también de unidad, nos acerca. Allí está para la eternidad el gol del Diego a los ingleses, como la venganza simbólica que plasmó en nombre de todos tras la guerra de 1982. En medio del último gran suceso deportivo, Malvinas parecía latir como una referencia cultural en común.
Lo cierto es que a 190 años de la invasión inglesa que en enero de 1833 se apropió del archipiélago y quiso transfigurar su identidad y pertenencia soberana, quizás nos falte volver a reflexionar y desplegar ese sentido hacia una idea más amplia de lo que implica Malvinas como territorio y como símbolo. El gobernador Luis Vernet no llega solo a las Islas Malvinas en 1829, sino acompañado de María Sáez, su familia, y una vez instalados en Port Louis tendrán una hija: Malvina Matilde Vernet. También había viajado con ellos el joven gaucho entrerriano Antonio Rivero, junto a un grupo de peones de campo formado por otros gauchos e indios charrúas, acaso los primeros "pibes de Malvinas". Todos ellos conformaron la primera comunidad argentina en Malvinas, hasta que en 1833 Gran Bretaña invade las Islas. Y son quizás el mejor antecedente que sigue sosteniendo nuestra soberanía sobre el archipiélago. Son los habitantes de Malvinas anteriores a la invasión inglesa. Eso está probado y testimoniado en los diarios de María Sáez y Emilio Vernet, y también en las referencias de Darwin y Fitz Roy, que confirman el movimiento marítimo, científico y corsario de la época.
La construcción de soberanía nos propone pensar en la historia malvinera desde una perspectiva pluricultural, diversa. Si la cacica tehuelche María La Grande viajó a las Islas invitada por Vernet, como atestiguan aquellos diarios, y participó de los planes de poblamiento, eso significa que los rastros de los pueblos originarios tienen varios antecedentes que los sugieren. En el oratorio sureño Islas de fuego, que compusimos con mi hermano Fernando y se estrena este viernes 31 de marzo en el Centro Cultural Kirchner, quisimos imaginar a doña María en el lugar, como inspiración de la rebeldía de Antonio Rivero, quien al quedarse solo ante la invasión inglesa los enfrenta ¿Qué pasaría, nos preguntamos, si el grito rebelde de Rivero también estuvo inspirado en el Inchekaiche del cacique Lautaro? ¿Qué pasaría si la Patagonia tenía reservado para Malvinas un destino anterior que aún no conocemos?
¿Cómo había llegado el joven gaucho entrerriano hasta Malvinas? A partir de 1815, los habitantes varones de las Provincias Unidas quedan bajo el régimen de la Papeleta, en lo que puede tomarse como la primera legislación social. Todo aquel que no pudiere demostrar su enrolamiento militar, en una estancia o hacienda, en una casa de familia, era reputado por "vago y mal entretenido". De ahí el estigma que atraviesa la historia popular argentina. Imaginemos que Antonio Rivero es reclutado por Luis Vernet en la Plaza de la Victoria, en el Mercado de la Recova, junto al Fuerte. Allí se conocen y el comerciante hamburgués lo incorpora a su expedición austral, y cambia la vida del joven Rivero. Además de gauchos e indios charrúas, podemos pensar también que parte de la población fueguina estuvo en Malvinas. En la hipótesis de un nuevo folklore malvinero, en los símbolos que impregnan las Islas antes y después de 1833, también pudo haber algún tipo de población yagán o selknam. Y es factible que también hayan estado allí mucho antes. No solo porque padecieron el terror blanco, la "civilización de los naturalistas ingleses” o directamente su esclavización imperial, sino porque es interesante pensar que aquella inmensidad alguna vez les fue propia. Asi fue como nos tomamos la licencia poética de pensar e imaginar que un día ese territorio conformó su horizonte, su idea de la tierra y el mar, del sol y de la luna. Y es a partir de ahí desde donde proponemos conversar con las nuevas generaciones sobre las Malvinas Argentinas, la soberanía, los recursos naturales, la Antártida, la Pampa Azul y, acaso,su importancia estratégica para el futuro de la Patagonia Austral.