Los telegramas ya fueron cursados y la medida no tiene vuelta atrás. Fruto de la desesperante crisis económica, la histórica fábrica de Dánica en Llavallol cerró sus puertas tras 80 años en actividad y despidió a 150 trabajadores que quedarán en la calle como consecuencia de la clausura, anunciada en el ocaso de 2024. Otra postal más de la crisis provocada por el ajuste del Gobierno de Javier Milei, que la semana pasada se llevó puesta una emblemática fábrica de calzado premium también en la Provincia de Buenos Aires (PBA). Cosas de la Argentina de la libertad.

Se cumplió el anticipo dado a conocer a fines del año pasado: las autoridades de la emblemática fábrica de Dánica en Lomas de Zamora, que empleaba a largas decenas de bonaerenses, bajó el telón. El 2 de enero pasado los 150 trabajadores de la planta recibieron los telegramas de despido, la última opción luego de una extensa serie de medidas de desvinculamiento que incluyó un plan de retiros voluntarios y otro de indemnizaciones. Finalmente, el reloj llegó a cero para la fábrica. 

El trago más amargo en una Argentina atravesada por numerosos hechos similares pasa por las olas de trabajadores que se quedarán en las calles y deberán ingeniárselas para sobrevivir en la acuciante crisis hasta que den con un nuevo empleo. Con todo, las cosas tampoco son sencillas para Dánica, que además de cerrar su industria en la zona sur del conurbano también viene de clausurar su taller en San Luis y solo mantendrá una planta en Córdoba. El resto de la producción será tercerizada hasta nuevo aviso.

El caso se enmarca en un escenario nacional donde pululan historias como esta, fruto de la caída del consumo, la disparada de las tarifas, la liberalización de las importaciones en diversos rubros, la inflación aún elevada y la licuación del poder adquisitivo como principales elementos que conjugan la preocupante crisis económica. Del otro lado, los trabajadores sufren el alza de la desocupación y la caída real de los salarios. Mientras tanto, el Gobierno festeja la macro.