Hablar del soterramiento del Sarmiento es como hablar del arroz con leche, nadie puede decir que sea malo, ni tampoco que no sea aconsejable y mucho menos que no sea rico.

El arroz con leche como el soterramiento del Sarmiento es un hecho consumado que seguramente será beneficioso para la gente a la que alcance la obra.

No tiene sentido hablar mal de una obra prácticamente consumada que sin duda traerá beneficios.

Podriamos hablar del momento y la oportunidad o de que algunos empresarios amigos-parientes del Presidente harán un excelente negocio. Seguimos aquí hablando de obviedades y de cosas que no han cambiado se llamen Calcaterra o Báez.

Es la mejor obra, no, pero puede ser muy buena, si. Algunos detractores dicen que con 2 vías no se podrá reemplazar a las 4 que tiene ahora el Sarmiento. Pero si dejamos nuestros obsoletos sistemas de señalamiento y pasamos a cosas de mejor calidad o simplemente más modernas es posible empaquetar tantos trenes como necesitemos en las 2 nuevas vías del nuevo Sarmiento subterráneo.

Tampoco hay que olvidar que el Sarmiento y sus cuatro vías se pensaron cuando la cosecha salía por el puerto de Buenos Aires  y que ya hace muchos años que no sale por allí.

Es perfectamente posible empaquetar en 2 vías no solo los trenes eléctricos locales si no también todos los trenes generales que puedan hacerse salir de Once, con un señalamiento adecuado ese no sería un problema.

Que si la obra es la mejor, no, sin duda siempre es posible hacer algo mejor. Que si había otras alternativas mucho más económicas, si las había, los bajo nivel hubiesen sido una alternativa razonable infinitamente más económica.

Creo que tampoco es el momento de realizar una mega obra semejante como no lo fue durante el anterior gobierno y que se me ocurren como diez obras más prioritarias que esa como por ejemplo reflotar nuestra alicaída red de transporte ferroviario que nos permitiría como país ser más oriente y tener más plata para realizar obras como esta.

Con la plata que se dedique a esta obra podrían haberse reparado y ponerse en condiciones miles de kilómetros de vías que bajarían en 10 veces el costo de poner nuestros granos en el puerto.

Que es lo mismo que gastar menos combustible y que a la hora de venderlos nuestros granos nos rindan más.

El soterramiento es casi una obra paisajística que no nos ahorrará ni nos dejara nada, más que un gran negocio para unos pocos amigos parientes del presidente, un negocio inmobiliario para algunos más y algunos parques para casi todos.

Tampoco estamos hablando de una obra que generara importantes números de puestos de trabajo, sino más bien todo lo contrario, y además probablemente el número de agentes del Sarmiento baje ya que si las obras se realizan adecuadamente requerirán menos mantenimiento que las actuales instalaciones.

El gobierno anterior que fue especialista en mega obras y en tirar nuestra manteca al techo no encontró los fondos para terminar la obra, recordemos que su mentor, el inefable Jaimito, está hoy preso, deseamos de todo corazón que a este gobierno no le pase lo mismo.
(No que terminen presos, si no que se queden sin plata, no entendamos mal)

No hablaremos mal del arroz con leche, ni del centro cultural Kirchner ni del Colon, tampoco del Soterramiento del Sarmiento.

Todas estas son obras intrínsecamente buenas que sin dudas mejoran o mejorarán la calidad de vida de la gente.

Pero la pregunta es si este es el momento de realizarlas estando frente a un país que tiene infinitas necesidades previas y creo más trascendentes que esta nueva mega obra.