Este año de gobierno de Macri nos permite sacar varias conclusiones. Primero, la claridad que este es un gobierno de ricos y para los ricos . De un lado ha beneficiado a las patronales agrarias, a la minería multinacional, a la especulación financiera, aumentando exponencialmente el nivel de endeudamiento externo, en común con varios gobiernos provinciales. Del otro lado ha caído entre un 10 y un 15% el poder de compra del salario mientras aumentaron la desocupación y hay al menos un millón y medio de nuevos pobres.

Pese a todos los discursos del gobierno, la economía sigue en recesión y la soñada lluvia de inversiones fue reemplazada por una dura sequía. Pese a que lo consideran su gobierno , las grandes patronales han mostrado reticencia en poner en juego sus capitales en medio de una economía internacional en crisis y con Brasil también atravesando una crisis severa. La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca no ha hecho más que agravar la situación la famosa apertura al mundo ya no parece un escenario deseable, con probable crecimiento del proteccionismo en numerosas economías empezando por la estadounidense.

En este año también quedó claro que Macri pudo llegar al gobierno pero que no tiene hegemonía. No ha logrado imponer un nuevo consenso neoliberal, como en base a derrotas consiguieron Menem y las clases dominantes en los 90. Ha habido una resistencia muy extendida a sus políticas aunque fragmentada debido a la tregua que le ha brindado la cúpula de la CGT al gobierno. Esto obligó al gobierno a recular en muchas de sus medidas, tratando de ganar más fuerza para volver a la carga si los resultados electorales del año próximo le son satisfactorios, algo muy dudoso

Lo que Macri pudo avanzar fue gracias al auxilio que logró de la oposición política nucleada en el Frente Renovador de Sergio Massa, el Bloque Justicialista de Diego Bossio y el propio Frente Para la Victoria, que en el Senado votó todas las leyes solicitadas por el gobierno. El propio presidente del bloque del FPV-PJ en el Senado, Miguel Ángel Pichetto, no lo podría haber expresado mejor Durante todo este año hemos venido acompañando las políticas económicas del Gobierno , afirmó.

Es en este contexto que cobra importancia el fortalecimiento del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) como alternativa política, algo que quedó claramente expresado en el gran acto en el estadio de Atlanta, que reunió más de 20 mil militantes y simpatizantes y que fue cerrado por Nicolás Del Caño. Entre ellos no pocos desencantados del kirchnerismo, que prometió nueva política y terminó con los bolsos de José López o pasó de descolgar el cuadro de Videla a Milani y el Proyecto X.

El FIT sostiene una clara perspectiva de independencia política de los trabajadores y levanta un programa anticapitalista y socialista, que sostiene la necesidad de un gobierno de los trabajadores. Es una izquierda que ha crecido en su influencia en los sindicatos, en la juventud y en el movimiento de mujeres, con un rol muy destacado de sus diputados y legisladores y participando de todas las luchas contra el ajuste del gobierno nacional y los gobernadores.  

En un mundo donde el capitalismo muestra que solo tiene para ofrecer aumento de las desigualdades, guerras reaccionarias, racismo y xenofobia, el 2017 probablemente nos enfrente a importantes luchas de resistencia a la ofensiva del capital por parte del pueblo trabajador. Allí estaremos dando batalla y sosteniendo la necesidad de terminar con toda forma de explotación y opresión.