No es que ahora todos seamos hinchas de Chapecoense, o nos haya agarrado un ataque de amor latino. No, sinceramente basta con ver alguna repercusión de lo que pasó para darnos cuenta que esta tragedia nos sentó de culo a todos, y esto incluye tanto a propios como extraños al fútbol y hasta daría la sensación que hasta nos dio el famoso baño de humildad .

Porque, aunque suena a demagogia y cursilería; duele, enoja, entristece, te hace ver ínfimo y totalmente finito y te hace sobre todo, mirar al costado y valorar cosas que antes ni se te cruzaban por la cabeza.

Repito, no es que ahora pertenezcamos la Torcida del Trueno Verde, o que Caramelo y Thiaguinho hayan sido nuestros ídolos, pero resulta que cuando algo así sucede, es imposible mantenerse al margen.

Es paradójico ver que el día que se clasificaron para la final, lo que llegó al final, fueron sus vidas, y soy sincero y hasta peco de autorreferencial, pero hay días en que siento que Dios juega a los dados con el destino de todos.

Trato de ponerme en analítico y frío, y automáticamente se me ocurre, aunque no quiero pecar de apresurado, que esto ya tiene que servir para que no pase nunca más, o que por lo menos, si pasa, sea porque no quedaba otra, porque acá, es cruel decirlo, PERO QUEDABA OTRA.

QUEDABA OTRA si los encargados de poner un avión a volar no se hubiesen comido toda la plata.

QUEDABA OTRA si el piloto (además socio accionista de LAMIA), no hubiese jugado con la vida de los demás (con la suya que haga lo que quiera), y hubiese hecho lo que correspondía. Las pericias van logrando que este sujeto pase de héroe al peor de los villanos, ¡porque vamos!, a quién se le ocurre volar con poco combustible, armar un plan de vuelo tan malo y encima no dar el alerta preciso, por miedo a que al tocar tierra le saquen la licencia (no hace falta ser experto para darse cuenta, basta con leer un poco a los especialistas para corroborar esto).

QUEDABA OTRA si LAMIA no hubiese sido una especie de compañía fantasma, con capitales privado y estatales, en la cual había solo un avión operativo, otro en constante arreglo y dos que figuraban en los registros, pero que nunca existieron realmente.

QUEDABA OTRA si CONMEBOL algún día hubiese comprendido que los jugadores de fútbol y los clubes, pero sobre todo, las personas, no son monedas de cambio que además, son irrompibles. Porque acá es necesario detenerse CONMEBOL, que ahora llora y hasta piensa en homenajes, debe hacerse cargo de lo que pasó, de su accionar, su inoperancia, su eterno chiquitaje y arreglos por doquier y entender que LA CORRUPCIÓN, por acción u omisión, MATA. Es la responsable número uno de todo esto, y debe actuar en consecuencia.

Ahora a los dirigentes, políticos y peritos, les llegó el momento de actuar, de buscar responsables y de que las Cajas Negras hablen. También llegó el momento de hacer lo que hay que hacer a nivel deportivo y declarar al Chapecoense campeón honorifico y al Atlético Nacional, campeón oficial, dado que la Copa Sudamericana da cupo para otras competiciones, y aunque suene frio, alguien tiene que tomar el lugar del campeón. ¿Se animará CONMEBOL? La presión para que lo hagan es mucha, pero con estos hombres, nunca se sabe.

Pero más que nada, nos llegó el momento a nosotros. Llegó el momento de tomar el ejemplo del Atlético Nacional y hacerlo carne. Comprender que mirar para el costado, nos hace cómplices. Porque hoy fueron estos 71, pero mañana puede ser tu club, o tu familia la que esté en manos de estos tipos, y ni quiero pensar que puede pasar.

Y aunque suena a tarde, o a diario de lunes, al menos intentemos desde nuestro lugar hacer lo que podamos, para que estas muertes no queden en vano y para que a otros, esta vez, LES QUEDE OTRA.