Envalentonado por estas semanas de paz coyunturales en el frente político y económico, el gobierno nacional se trazó una nueva campaña en su “batalla cultural” contra la administración de la Provincia de Buenos Aires que gestiona Axel Kicillof.

La vicepresidenta Victoria Villarruel hizo gala de su arsenal discursivo ultraconservador y se plantó en contra de algunas publicaciones que el gobierno provincial reparte en las escuelas secundarias de su jurisdicción como parte de su plan de lecturas, en las que se plantean descripciones de relaciones sexuales como parte de temáticas más amplias que recorren la identidad bonaerense.  A ella se le sumaron personajes de las milicias digitales “libertarias” y la Fundación Natalio Morelli, con vínculos promiscuos con la derecha más conservadora.

La crítica y el afán prohibitorio de estos sectores se concentró en cuatro libros “pornográficos”: “Cometierra”, de Dolores Reyes; “Las aventuras de la China Iron”, de Gabriela Cabezón Cámara; “Las primas”, de Aurora Venturini; y, la obra de no ficción “Si no fueras tan niña. Memorias de la violencia”, de Sol Fantin.

Pero la jugada le salió mal al Gobierno nacional. Cometierra se convirtió en el libro más vendido de la última semana en la Argentina. Como muestra el relevamiento que realiza Cúspide, la publicación dejó atrás a dos libros de la autora surcoreana Han Kang, y a la primera parte de la saga Blackwater.  

Dolores Reyes, autora de Cometierra
Dolores Reyes, autora de Cometierra

“Yo quería contar la historia desde una lengua particular, que se reconozca en cualquier parte del libro. La voz de pibes y pibas del conurbano supergolpeados, con la violencia de género como algo casi omnipresente. Pibes y pibas enojados, retraídos, que hablan poco y tienen contestaciones brutales”, había planteado su autora a Página 12.

La obra ha sido elogiada por su estilo narrativo y su capacidad para abordar temáticas complejas, lo que ha llevado a que Cometierra se convierta en un referente dentro de la literatura contemporánea argentina y también en el exterior, siendo elegido en 2019 como uno de los “libros del año” por el diario New York Times.

Numerosos analistas coinciden en que el material utiliza palabras y conceptos “crudos”, pero que lejos está la obra de ser un material adoctrinador/ pornográfico, como plantearon los funcionarios “libertarios”.

“Cometierra”, el libro que el Gobierno quiso censurar y hoy es boom de ventas

El gobierno provincial lo cataloga dentro de la amplia temática “Conurbano + Gran La Plata” del Programa “Identidades bonaerenses”, y que refiere a las vidas de las personas de esa región, sus historias, sus relaciones y su identidad. Aborda temas como la violencia de género, el terror y la ausencia, y es desde esa perspectiva que el ministerio que encabeza Mario Sileoni la clasificó.

“Los libros se reparten en la escuela secundaria y para adultos del ámbito público, en bibliotecas populares y municipales. Hoy, en las escuelas, hay 122 libros que antes no estaban. No son libros de lectura obligatoria y no es un libro para cada alumno. Hay un ejemplar por escuela y se trabaja en el contexto del aula”, aseguró el secretario de Educación bonaerense Pablo Urquiza, poniendo énfasis en la asistencia de las instituciones para abordar estos materiales.

El gobierno nacional quedó a destiempo, y no puede emular a su máximo socio político internacional, Estados Unidos, país en donde se han prohibido 4349 libros por supuestos contenidos pornográficos. “Algo estaré haciendo bien”, contragolpeó el prolífico escritor de terror psicológico Stephen King, uno de los más atacados por la censura derechista.