A mí también me echó Milei (XIII): “Si yo quedara fuera del CONICET, se terminaría esta rama dentro del sistema científico”
Diagonales relata el momento de angustia que viven quienes perdieron su trabajo al filo de la motosierra del gobierno de Javier Milei. La geofísica Liliana Guevara, junto a decenas de becarios del CONICET, atraviesan una situación complicada desde que se enteraron que sus trabajos posdoctorales quedaron en un limbo. El riesgo de una nueva “fuga de cerebros” y la retracción de nuevos proyectos estratégicos, a la vuelta de la esquina.
El gobierno de La Libertad Avanza (LLA) tiene en la mira a la comunidad científica, desarticula áreas de investigación fundamentales para el desarrollo estratégico de la Argentina para las próximas décadas, y precipita una nueva edición de la trágica “fuga de cerebros” que marca el despilfarro de la inversión estatal en sus recursos humanos y técnicos.
Mientras la narrativa oficial recalca sus intenciones de generar una “articulación de excelencia” entre el ámbito público con los privados, ignorando el retroceso en las investigaciones en curso, se multiplican los mensajes de odio contra los y las trabajadoras “parásitos” del Estado.
Desde la llegada al poder de Javier Milei hace casi nueve meses, cuando se contabilizaban 23.600 investigadores en el sistema, se profundiza cada vez más el ajuste en las partidas para las áreas de Ciencia y Tecnología, secretaría encabezada por el licenciado de Administración de Empresas Alejandro Cosentino, bajo el slogan de “bajar el déficit”.
Al ahogo presupuestario en los institutos se le suman despidos arbitrarios y recortes en las becas doctorales y posdoctorales, retrasos de los ingresos a las carreras de investigación que todavía no fueron efectivizados y una poda colosal de los fondos de financiación de los proyectos.
A finales del mes pasado se habían encendido las alarmas rojas para 200 becarios posdoctorales del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), institución paradójicamente galardonada como líder indiscutible en el campo de la investigación científica en América Latina, de acuerdo al Ranking Scimago (SIR) del año 2024, con mención especial para el campo de las Ciencias de la Tierra.
Las y los trabajadores del instituto deberán esperar hasta 2025 para saber si serán renovados esos proyectos en los que se desempeñan, mientras se quedan sin ningún tipo de sustento económico. Con la última actualización salarial, el estipendio mensual que percibían apenas pasa el millón de pesos, cifra que los científicos que trabajan en la industria superan holgadamente.
Liliana Guevara tiene 41 años y es de Marcos Paz, en el oeste de la Provincia de Buenos Aires. Su trayecto formativo la llevó a la capital bonaerense, donde se recibió de licenciada en Geofísica por la Universidad Nacional de La Plata, después de pasar por la carrera Astronomía. “Vine a estudiar acá y me quedé”, afirmó con una risa a Diagonales, para intentar destensionar lo que narró a lo largo de la charla con este medio. Se trata de una carrera que no está en la UBA y que para estudiarla hay que ir a La Plata, a San Juan o Bahia Blanca.
Sus estudios comenzaron en el 2002, luego de otra gran crisis que atravesó la Argentina y marcó la salida de Fernando de La Rúa de la presidencia, con una pobreza que alcanzó ese año el 65 por ciento y con una desocupación que casi llegaba a los 20 puntos. Mientras estudiaba, tenía que salir a trabajar para poder mantenerse.
Liliana obtuvo una beca doctoral por el CONICET en el 2016, en pleno recambio de gestión entre la administración saliente de Cristina Fernández de Kirchner y la entrada de la coalición CAMBIEMOS de Mauricio Macri, que impulsaba un ajuste, según la geofísica, “más gradual” sobre la investigación científica.
Durante la pandemia pudo terminarla, y se presentó por una beca posdoctoral, que le aprobaron, y que aborda el caso del volcán Socompa— ubicado entre el límite de la región de Antofagasta, en Chile y la Provincia de Salta— y la receptividad de su suelo. Pero ahora todo su trabajo pende de un hilo.
¿En qué consiste la beca posdoctoral que estás trabajando?
-Trabajo con un método electromagnético que permite la caracterización de la receptividad del subsuelo. Uno de mis objetivos es intentar detectar indicios de que el volcán Socompa pueda tener asociado un sistema geotermal activo. Esto, por ejemplo, ayudaría a poner una central geotérmica que abastezca de energía a las mineras que están en la región. Podríamos evitar, por ejemplo, llevar camiones con hidrocarburos hasta la puna, que es donde queda. Justamente, hoy en día, todas las mineras están ahí buscando nuestro líquido.
¿Estás involucrada ahora en algún nuevo proyecto?
-Ahora ya sin beca igual voy a participar de una campaña con la gente del Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR), a fines de agosto, en la provincia de Corrientes. Allí se está buscando por ejemplo la caracterización de esa provincia y el objetivo del estudio es la caracterización de los acuíferos superficiales. Este método sirve hasta para buscar agua. El método en sí es muy útil y lamentablemente las personas con las que yo me formé están jubiladas y no queda mucha más gente en la Argentina que aplique este método. Lamentablemente si yo quedara afuera del CONICET se terminaría esta rama dentro del sistema científico. Esto no significa que yo me vaya a dar por vencida, bajo ningún aspecto, pero ahora todo se torna un poco más difícil.
“SI YO QUEDARA AFUERA DEL CONICET, SE TERMINARÍA ESTA RAMA DENTRO DEL SISTEMA CIENTÍFICO”.
¿Qué comentan entre vos y tus compañeros becarios por estos días, cuáles son los ánimos?
-Nosotros tenemos un grupo de WhatsApp, y hay mucha gente que en los últimos días empezó a despedirse, porque es una situación, la verdad, muy estresante. Uno se agota y vive angustiado. Ya llega un momento en el que se afecta la salud. Ya nos vamos pasando información de dónde se busca gente que sepa mucho de matemáticas, empezamos a prestar atención a dónde podemos empezar a buscar trabajo. Nosotros a partir del mes que viene ya no recibiremos ingresos. Se trata de un estipendio, más bien. Para graficar lo que es la precarización del sistema de becas, hasta que uno llega a ser investigador, solo se obtiene eso. Sí tenemos obra social, pero no tenemos aportes durante todo este período, y los aportes uno los tiene, en el mejor de los casos, si consigue un cargo docente. Cuando a nosotros nos despiden, nos sacan al mismo tiempo la obra social. Además la beca solo es compatible con un cargo docente de educación exclusiva. Podes llegar a tener hasta cargos, pero ya por el segundo lo trabajaste o te descuentan plata. No lo cobrás completo.
“UNO SE AGOTA Y VIVE ANGUSTIADO. YA LLEGA UN MOMENTO EN EL QUE SE AFECTA LA SALUD”.
El último miércoles hicieron una movilización hacia el Polo Científico durante la reunión del directorio, ¿los recibieron las autoridades?
-La verdad que fue bastante feo porque en un momento nos ilusionaron. En un momento, mientras estábamos haciendo un “ruidazo” con la gente de ATE y de Jóvenes Científicxs Precarizadxs nos dijeron que nos iban a recibir. Solo nos recibió la gente de Legales y de Beca, pero no los directivos. Les reiteramos nuestro reclamo, que es que cuando a nosotros nos otorgaron la beca nos otorgan la beca posdoctoral, hay una resolución que lo que dice que es que, en el caso de que nosotros nos presentemos al ingreso a carrera, nuestra beca automáticamente se extiende hasta que estén los resultados de esa convocatoria. Si a vos te evalúan y quedas afuera, no cumpliendo con los requisitos de esa evaluación que ellos consideran mínimo necesario para que ingreses a la carreta, ahí sí uno queda, automáticamente, sin becas. Pero nosotros por lo menos tendríamos que tener garantizada la beca hasta ese momento. Porque eso te permite seguir a vos produciendo, seguir estando vinculado a lo que es la investigación.
¿Y tienen otras complicaciones “extra”?
-Al mismo tiempo lo que venía pasando antes es que, justamente si a vos te notificaban que, efectivamente, te salía el ingreso vos seguías teniendo esta ‘beca extraordinaria’, como la llaman. Esto sirve porque no es que automáticamente a vos te sale el ingreso de carrera y entraste. Esto demora por lo menos un año en efectivizarse. Entonces, en el mientras tanto, vos tenés que ver si conseguís algún trabajo que te permita seguir vinculado a la ciencia o no. Si vos no conseguis algo en tu área de estudio, por ejemplo si la gente que trabaja en laboratorio no logra conseguir algo, servicios a terceros dentro del instituto o a partir de un cargo universitario que le permita entrar a un laboratorio, esas personas dejan de investigar. Uno ya está esperando una respuesta en la que ya de antemano te están dejando afuera. Lo que nos pasa en particular a nosotros es que no se sabe cuándo van a estar los resultados para esta convocatoria que cerró en mayo de este año.
¿Hay algún estimado de cuándo se podría destrabar la situación?
-El Gobierno fue corriendo varias veces las fechas de cierre, que eran para el año 2023. Se calcula que podrían estar en el mejor de los casos para fin de año o incluso podrían estar en julio del 2025, y la efectivización recién podría llegar en 2027. Eso es mucho tiempo, mientras tanto no sabemos qué será de nuestras vidas. A mí no me pasa, pero muchos otros sí mantienen familia y de sus ingresos dependen más personas.
“EL GOBIERNO FUE CORRIENDO VARIAS VECES LAS FECHAS DE CIERRE”.
¿Crees que se va a generalizar otra lamentable “fuga” de los recursos humanos más calificados de la Argentina?
Si no se pone un freno a esta situación, esto va a terminar mal. Es que la situación es muy angustiante para nosotros. Sin ir más lejos, yo me presenté ya a principio de año a una beca postdoctoral en Chile y estoy esperando los resultados que van a estar para diciembre o enero. Yo, a partir del cambio de gobierno, empecé a buscar dentro de lo que a mí me gustaría hacer, qué oferta había y me empecé a postular.
Tengo un compañero que estaba en Suiza y participa del programa de repatriación de científicos. Son ingresos de carrera para la gente que está en el extranjero, para argentinos que se fueron, e incentivarlos para que vuelvan a investigar acá al país. A ese compañero lo admitieron en ese ingreso a la carrera de Repatriación. Pero con los ajustes no tiene las becas “extraordinarias”. Su ingreso lo tiene gracias a que consiguió entrar mientras tanto a ITEC. Pero la pregunta es: ¿Con qué expectativa te presentás ahora para regresar a la Argentina? ¿Qué confianza hay en día en que uno pueda en el corto plazo quá va a ser destruido si se postula a una convocatoria? Uno empieza a barajar un montón de cosas y obvio que algo que se destruye, para reconstruirlo no se hace de la noche a la mañana. Esto deja miedo en las personas. Los alumnos, en la facultad, ya están postulándose para becas doctorales en el extranjero.
“VINIERON A DESTRUIR LO QUE NI SIQUIERA ESTABA FIRME”.
¿Cómo explicas que un país no apueste por la ciencia y la tecnología?
-Vinieron a destruir lo que ni siquiera estaba firme, un sistema científico que faltaba fortalecerse más aún. Y ahora te encontrás con todo esto. En términos generales se trata de un Estado argentino que prefiere que vengan empresas extranjeras a nuestro propio país, bajo un modelo extractivista y primarizado, y no ser nosotros los que desarrollamos una política económica. Se suelen denostar a las Ciencias Sociales, y hoy estoy esperando con ansias algún trabajo serio que nos muestre cómo llegamos a esta situación política y social actual. En ese sentido, al sistema científico argentino se le puede reprochar su falta de comunicación con la sociedad. Falta fortalecer ese vínculo, para poder brindar todos los elementos que haga a la opinión de las personas. Por más que me pese, tengo una tía votante de Milei, y todos los argentinos estamos en esa misma situación.
¿Qué diferencia ves entre los ajustes a la comunidad científica por parte del gobierno de Macri y el actual de Javier Milei?
-Este ajuste no se puede comparar. Con la gestión de Macri, también nos la vimos muy fea pero, si se quiere, fue más gradual. En ese entonces salimos varias veces a la calle reclamando, la comunidad científica y educativa respondía de manera más masiva. Frente a situaciones similares a las que vivimos hoy en día, en el gobierno de Mauricio Macri directamente se llegó a tomar el Polo Científico. Ahora, lamentablemente, estamos entre anestesiados y gente que apoya este gobierno. Lo que uno observa es que somos pequeños grupos dentro del CONICET dando luchas que, justamente por ser pequeños grupos no generan una convocatoria en de manera masiva. Entonces no hay una gran visibilización.
“ESTAMOS ENTRE ANESTESIADOS Y GENTE QUE APOYA ESTE GOBIERNO”.
¿Crees que esta situación se pude revertir?
-No suelo ser una persona optimista, pero confío en que sí. Por eso vengo de una asamblea de docentes en la facultad para ver cómo tener herramientas para hablar con mis alumnos. Me parece importante poder tener una conversación de qué es lo que está ocurriendo. Si siento que hay una pared entre los chicos y yo, necesito ver cómo puedo empezar a romper esa pared, para que comprendan, con todos los elementos sobre la mesa cuál es nuestro reclamo. Sabemos dónde está parado Milei, me falta saber qué es lo que pasa con nuestro espacio. Así podremos llegar a debatir firmemente por qué hay un consenso de que está bien que un Estado que privatice y que facilite las ganancias a unos pocos pero no que esté a favor de que todos podamos vivir bien. Esa es la parte que a mí más me cuesta comprender de las últimas elecciones. ¿Cómo te convencieron que está bien que vos no puedas tener derechos? ¿Cómo te convencieron que está bien que tengas que trabajar durante más tiempo? De que alarguen la edad jubilatoria, de que se prefiera que unos pocos se sigan enriqueciendo vendiendo el país, el agua y los recursos. En eso estamos.