En el seno del Ministerio de Seguridad de la Nación, dirigido por la ministra Patricia Bullrich, se desató una crisis de proporciones inesperadas. Todo comenzó cuando Bullrich comunicó públicamente las razones detrás del despido de su segundo al mando, Vicente Ventura Barreiro, acusado de intentar influir en una licitación para el Servicio Penitenciario Federal. 

En declaraciones radiales, Bullrich reveló que se había reunido con el jefe del Servicio Penitenciario Federal, Fernando Martínez, quien le informó sobre un intento de alterar un pliego de licitación para el suministro de comidas en las cárceles. "No tiene que ver con el PRO, ni la interna del PRO. Tiene que ver con algo que he pregonado toda la vida, la transparencia en la gestión, cuando veo algo que no me gusta, la decisión es inmediata", afirmó la ministra, sin entrar en detalles adicionales sobre el caso. 

La denuncia fue trasladada a la Oficina Anticorrupción, que iniciará las investigaciones pertinentes. Ventura Barreiro, un colaborador cercano a Cristian Ritondo, generó tensiones con Bullrich en las últimas semanas, lo que complicó aún más la situación. 

Bullrich expresó su preocupación ante la necesidad de encontrar un reemplazo para su número dos, destacando la importancia de que la persona designada cumpla con el requisito fundamental de transparencia. "Debe ser alguien operativo y con una visión estratégica en relación con las fuerzas federales, en un país donde conviven 24 cuerpos policiales y es crucial reforzar la lucha contra el crimen organizado y común", concluyó la ministra. 

La incertidumbre y la urgencia por restablecer la estabilidad en el Ministerio de Seguridad marcan el pulso de una situación que pone a prueba la capacidad de reacción y liderazgo de las autoridades involucradas.