Pasada la barrera del primer semestre de gestión, el mes julio empezó a reflejar en distintas encuestas indicadores que marcan grados crecientes de preocupación e insatisfacción en la sociedad frente a los resultados económicos del Gobierno de Javier Milei. Un interesante estudio de la consultora Analogías plasmó un escenario en el que “los niveles de imagen positiva y negativa del Presidente siguen muy parejos”, pero en el que comienzan a aparecer ciertas fisuras por donde la preocupación por una economía que no arranca filtra en cada vez más sectores de la sociedad.

Particularmente, el estudio reveló que la percepción sobre la gestión económica, que a priori debería ser el fuerte de un presidente economista y que se presentó en campaña como “experto en crecimiento con o sin dinero”, es peor que la evaluación general del Gobierno y la imagen de Milei. Un 45,7% de los encuestados desaprobó los resultados económicos de la gestión libertaria, mientras que un 39,2% manifestó aprobarlos. Ante la consulta por la evaluación general del Gobierno, el resultado fue más parejo: un 40,6% la desaprobó y un 41,9% la aprobó. En relación a la imagen de Milei, esa paridad prácticamente se replica, con un 48,3% de imagen positiva frente a 46,8% de imagen negativa.

“Todo el cuadro de opiniones respecto al escenario económico se caracteriza por una polaridad. Esa polaridad impacta además tanto en los niveles de imagen positiva y negativa del Presidente, que continúan muy parejos y se mantienen estables desde febrero, y en la evaluación sobre la gestión de gobierno, aunque es sensiblemente peor la puntuación sobre la política económica”, explicó a Diagonales Marina Acosta, Directora de Analogías. Esta situación debería encender alarmas en el Gobierno, ya que como expresó Acosta, “una amplia mayoría (53,5%) de los encuestados de todos los segmentos de opinión consideró que el Gobierno debe ser evaluado por los resultados de su política económica”.

El desempleo ya supera a la inflación como preocupación y cae la imagen de la gestión económica

ES LA ECONOMÍA

En ese sentido, el estudio reflejó “un cuadro que combina diagnóstico crítico sobre el presente, escepticismo por el futuro cercano y un moderado optimismo recién a dos años”. Expresión de ello es que, mientras que un 48,5% respondió que su situación económica personal y familiar está peor que un año atrás, y un 34,8% dijo que está igual (entre ambas suman 83,3%), tan sólo un 13,9% afirmó estar mejor. Las expectativas hacia el futuro mejoran un poco ese cuadro para el Gobierno, aunque no en forma muy considerable. Consultados por cómo creen que será la situación de trabajadores y jubilados en un año, el 38,1% respondió que peor, el 20,4% dijo que será igual (suman 58,5%), mientras que el 31,9% considera que estará mejor.

Otro punto interesante del estudio está en las consultas realizadas sobre si el sacrificio al que el Gobierno está empujando a la sociedad vale la pena y si hay alternativas al ajuste. Frente a ambas cuestiones, las respuestas expusieron la polaridad de la cual habla Acosta, aunque con leves inclinaciones a resultados negativos para el oficialismo. Un 44,5% de los consultados manifestó que el sacrificio de estos meses no están sirviendo para resolver los problemas de la economía, contra un 40,6% que consideró que sí. A su vez, el 40,8% expresó que hay otra alternativa a tener que encarar este sacrificio “para tener resultados en 15 o 20 años, como dice Milei”, frente a un 36,1% que consideró que no hay alternativas al ajuste.

El desempleo ya supera a la inflación como preocupación y cae la imagen de la gestión económica

¿INFLACIÓN MATA DESEMPLEO?

Quizás uno de los hallazgos más significativos de la encuesta de Analogías sea un cambio importante en la percepción de las preocupaciones que afectan a la sociedad. “El desempleo se registró por primera vez en estos meses como la principal preocupación entre las opciones que habitualmente ponemos en consideración”, explicaron desde la consultora un cuadro que quedó graficado en números: el 51% de los consultados se inclinó por el desempleo como el principal problema para la economía, bien por encima del 38% que eligió la a la inflación.  A su vez, una amplia mayoría del 64% respondió que actualmente se están perdiendo entre muchos y bastantes puestos de trabajo, frente al 27,6% que afirmó que se están perdiendo pocos o ninguno.

Una vieja fórmula de la discusión política argentina, que indica el camino de cambiar inflación por desempleo, pareciera reaparecer para instalarse en el centro del debate. En este sentido, desde Analogías señalaron que “el programa que el Gobierno puso en consideración de la sociedad desde la campaña electoral para liquidar la economía política del pleno empleo y fuerte acción del Estado como precondición para alcanzar la estabilidad de precios, sigue funcionando como un ordenador que divide las opiniones”.

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La cuestión entonces sería hasta qué punto esa fórmula puede resultarle efectiva al oficialismo, y desde la consultora esgrimen una clave de lectura para esa pregunta: “una porción de los que esperan que efectivamente funcione ese esquema de política económica para bajar la inflación consideran que el crecimiento del desempleo es un límite para su legitimidad y sostenibilidad”.

Otros datos del estudio sirven para pensar esa cuestión. A la hora de responder sobre si Milei logrará la estabilidad total de los precios en un plazo de dos años, los encuestados se inclinan mayoritariamente por el sí con un 43,9% contra un 39,4% que piensa que no. Sin embargo, el 60,3% desaprueba la idea de subir por ley la jornada legal de trabajo frente a sólo un 17% que expresó su acuerdo con esa iniciativa. O el rechazo del 42,3% al regreso del impuesto a las ganancias frente al 38,7% que aprobó su vuelta.

BATALLA CULTURAL Y EL CAMBIO DE RÉGIMEN

El mayor activo del Gobierno, junto a la desaceleración inflacionaria, sigue siendo sin ninguna duda la idea de la pesada herencia. Consultados por la responsabilidad en la escalada actual de los precios, el 38,4% de los encuestados señaló al gobierno anterior, frente al 32,4% que responsabilizó a la actual gestión. Sólo un 17,3% repartió responsabilidades entre ambas administraciones.

Embarcado en su “batalla cultural”, el Gobierno debería mirar otros dos datos reflejados en el estudio de Analogías. El primero tiene que ver con el mayor de los lastres con el que carga el peronismo: la corrupción. Lejos de la idea de “cortar con los curros” que venden en el oficialismo, el 39,8% de los encuestados afirmó que en el actual Gobierno hay entre mucha y bastante corrupción, aunque fue mayor el porcentaje de 43,6% que manifestó que hay entre poco y nada.

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Peor le fue al oficialismo en otra de sus grandes cruzadas ideológicas y culturales. Ante la pregunta “¿Ud. cree en el individualismo o en la solidaridad?”, una abrumadora mayoría del 58,6% se inclinó por la solidaridad, frente al escueto 12,9% que eligió el individualismo.

“Una parte de la sociedad que decidió sobre el cambio de régimen mantiene sus convicciones. Otra parte de la sociedad no quiere el cambio de régimen de pleno empleo. Una tercera porción (menor en términos cuantitativos) espera aún los resultados de la política económica del Gobierno. Esa es la estructura polar que no termina de desequilibrarse”, sintetizó Marina Acosta.

La Directora de Analogías concluyó ante Diagonales que “hay que tener en cuenta que este Gobierno propone un cambio de régimen (social, político, económico, monetario) que aún no se produce. La cuestión temporal de que el cambio de régimen está en ciernes hace que no terminen de alinearse diagnóstico y expectativas según el plazo. Son producto de una tensión política en la cual la iniciativa principal la tiene el Gobierno”.

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