El rol de víctima le duró poco a Sandra Petovello. La ministra de Capital Humano había denunciado un intento de ingreso a su domicilio y el propio presidente Javier Milei se había eco de la denuncia al asegurar que se trataba de un intento de intimidación. Sin embargo, como dice el dicho popular, la mentira tiene patas cortas. 

Tras el llamado al 911 por “ruidos en los fondos de un predio cerrado de viviendas” en Moreno, donde vive la funcionaria nacional, personal de la Policía Bonaerense se hizo presente en el lugar y revisó todas las inmidicaciones “no hallando anomalías visibles, ni daños, ni faltantes”. 

Petovello vive en un barrio privado de Moreno que emprendió su familia, los Basilotta, dueños de la conocida fábrica de alfajores Guaymallén. Luego del llamado a la policía, el referente del barrio, Marcelo Rubén Basilotta, recorrió personalmente el perímetro con los efectivos de la fuerza de seguridad bonaerense. 

El parte policial relata que el personal uniformado realizó “un rastrillaje, junto al dueño (Basilotta), no hallando anomalías visibles ni daños ni faltantes”. Y añade: "Se mantuvo comunicación con la ministra quien al regresar refiere no haber sufrido ilícito alguno. Basillota dijo no haber hecho el llamado al 911”. 

Lo único que encontró la Policía fueron dos boyeros, que no estaban conectados a nada, cortados. Se trata, literal, de dos alambres que se encuentran alejados del domicilio de la ministra de Capital Humano y que tampoco se pudo determinar desde hace cuánto tiempo estaban cortados.

Sin embargo, eso no impidió que desde el Gobierno nacional divulgaran una versión sobre un supuesto intento de intimidación contra Petovello por su “lucha contra las mafias de los planes sociales”. 

En realidad, la denuncia no parece más que un intento desesperado por salvar la imagen de la cuestionada ministra en medio de las denuncias por la retención y vencimiento de alimentos, ineficiencia y corrupción que recaen sobre su ministerio.