Me llamó Cristina
Una charla premonitoria
En Marzo de 2023:
- Diego soy Sebastián de Diagonales ¿Vas a enviarnos una nota?
- Hola Sebastián; no, me aferro a lo que escribí entre Agosto 2022 y Febrero de 2023, y nada ha cambiado para mí: no tengo nada nuevo para decir.
- Gracias igual. Abrazo.
Un día de Abril 2023:
- Hola Diego, soy Sebastián de Diagonales ¿Te interesaría escribir una columna?
- Hola Sebastián; no, nada cambió desde Febrero, así que no tengo nada para decir…
- Gracias igual. Abrazo.
La semana pasada, ya Junio de 2023:
- Buen día Diego, Sebastián de Diagonales por acá ¿Querés escribir?
- ¡Hola Seba! Si, me llamó Cristina. Te mando.
Esta apertura poco convencional, pretende distinguir una lectura de lo que ha ocurrido, y aún ocurre en nuestro país, de lo que charlé con Cristina.
Lo que creo que ha ocurrido, y que aún ocurre en nuestro país, lo sintetizo rápidamente (pueden usar un buscador, tipeando “Gantus” AND “Diagonales.com” y leer allí “El Rayo Galvanizador”; “El Meme de Julio”; “Un puñado de certezas”; “Los gobiernos fracasan; la democracia goza de buena salud”; o “Una final a dos partidos”.): a) los problemas argentinos, los serios, se apilan; b) los hay urgentes e importantes; c) entre los primeros: nivel de reservas y tipo de cambio; entre los segundos, pobreza, desigualdades, desarrollo; d) la caja de herramienta es cada vez más chica, y está casi vacía; e) el círculo rojo debe estar satisfecho: las opciones de política para abordar esos problemas con esa caja de herramientas son estrechísimas; f) la candidata, a un lado y otro de la grieta, será la unidad (si, nada se rompe, no se hagan los rulos); g) no veía a CFK en una boleta, tampoco a MM; pero “la política doméstica les reserva, aún, un sitial de privilegio en sus respectivas coaliciones, como grandes electores”; h), será más fácil ganar la elección que gobernar después; i) finalmente, que habría ballotage entre Rodríguez Larreta y Massa, dependiendo de la marcha de la economía; j) el peso electoral real del Cuco es una incógnita.
Disclaimer: Cristina no me llamó aún, pero soñé que me llamaba, y que teníamos una charla amable de 15’. No tuve que afirmar que el FdT enfrentaba una elección “muy cuesta arriba”. No me contó cuál es su mesa chica, ni qué consultoras o encuestadores producen los datos que consume y procesa. Me dijo: “Yo escucho a todo el mundo, a todo el mundo que puedo… Y después decido”. Y siguió:“¿Qué harías?”, le pregunté. Antes de responder, me dijo: “Me parecen graciosas tus columnas en Diagonales.com”. Supuse que por eso la visitaba en sueños.
Pregunté si era más importante hacer todo lo posible para ganar las elecciones, o había que prepararse para perder. Me miró fijo, se llevó una mano a la barbilla, y se acomodó en su sillón sólo para volver a mirarme fijo. Le conté que la había escuchado. Le conté que a todo en la vida jugué a ganar, aún sabiendo que podía perder (y que, probablemente, iba a perder en muchas ocasiones). Así que me importaba menos diez que tuvieran que volver todos al llano, y aguantar cuatro años, si fuera necesario. Miró al suelo; creo saber que pensó al respecto. Pudiendo amonestarme, no lo hizo. Y me hizo un gesto condescendiente (yo entendí “Proseguí”).
Lo hice. El centro político argentino se ha corrido a la derecha, y que todo el mundo se apiña ahí. Que, si la elección era de tercios y de pisos, descontaba que ella reconocía el dilema del FdT: lo que te mete en el ballotage, te condena a perderlo, o casi. Y viceversa. Abrió los ojos (yo entendí “Proseguí”). Que lo que viene es más difícil de todo lo que hemos conocido; y que para meter la cuchara en lo que viene, había que elegir diputadas/os y senadoras/es en primera vuelta. Que, por pensar en la segunda vuelta, podía quedar muy diluida la candidatura en primera.
Ya me levantaba de la mesa, recogía mi buzo y mi mochila, ella se paraba para darme la mano, y le dije “Kicillof”.
Sonó la alarma. Malenita dormía al lado mío. Se levantó con esa sonrisa que le envidio “¿Ya podemos levantarnos?, me dijo. “Vamos, papi te hace el desayuno”.
Que la historia me juzgue.