Hace más de un siglo (112 años exactamente), Antonio Machado escribió un poema que Serrat inmortalizó en canción hacia finales de la década de 1960, cuyos versos más significativos son: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.Versos que nos permiten reflexionar sobre nuestras vidas, nuestros propósitos, nuestras luchas, atravesando tiempo y espacio. Letra atemporal y universal que puede ser utilizada tanto a nivel personal como colectivo y que puede representar la metáfora sobre “las bases y el punto de partida”para la construcción de una nueva estructura, del tipo que sea. Letra que bien podría representar el sentido de la Ley de Bases y Puntos de partida para la Libertad de los Argentinos, sancionada por el Congreso nacional el pasado 27 de junio, luego de más de seis meses de idas y vueltas. Sin embargo, podemos preguntarnos si verdaderamente representa ese sentido una ley de tintes faraónicos y mesiánicos, aunque tenga pretensiones “fundacionales” de un nuevo ¿país?

La Ley 27742 está dividida en 9 títulos, con sus respectivos capítulos, y consta de 238 artículos y otros tantos incisos. Tremendo mamotreto, sin lugar a duda, que mezcla “la Biblia junto al Calefón” tal Cambalache, como nos cantara el eterno Discepolín en aquella década tan infame de los años treinta. Declara la “emergencia pública en materia administrativa, económica, financiera y energética” por el término de un año (si el proyecto fue presentado en diciembre, aprobado en junio y oficializado en julio, ¿de cuánto tiempo será “ese año”?); plantea la reforma del Estado con una fuerte reorganización administrativa, que incluye la inestabilidad del empleo público, además de la drástica disminución de ministerios y reestructuraciones de secretarías, organismos, etcétera, y privatizaciones de empresas públicas (por cierto, muchas menos del proyecto original); contempla nuevamente medidas de flexibilización laboral (aumentando los llamados “períodos de prueba”, por ejemplo), abarca también al mundo del trabajo (“modernización laboral”); faculta al PEN a renegociar o rescindir contratos de obra pública por ejecutarse o en ejecución por “cuestiones de emergencia”; apunta a la explotación energética, permitiendo la libre importación de gas y la explotación privada de hidrocarburos, entre otras cuestiones; abarca la parte impositiva, esencialmente con el tabaco, y propone ya no “la frutilla del postre”, sino lo que puede decirse la “gran torta” de este engorroso paquete de medidas: la creación del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI).

Con el RIGI se piensa recomponer la economía argentina y comenzar el tan ansiado crecimiento tantas veces postergados, como bien lo sostiene el artículo 165 de la Ley cuando declara que “las ´Grandes Inversiones´ que califiquen y se concreten bajo el RIGI son de interés nacional y resultan útiles y conducentes para la prosperidad del país…”. Asimismo, los llamados VPU (“Vehículos de Proyecto Único”) adheridos al RIGI “podrán importar y exportar libremente bienes y servicios para la construcción, operación y desarrollo de dicho Proyecto Adherido, sin que puedan aplicárseles prohibiciones ni restricciones directas…”. Dicho en otros términos, el Estado convoca al gran capital a que invierta en el país a “su antojo” y en pos de sus ganancias, suponiendo que sin la injerencia cierta del Estado esto beneficiaría al país y a su población.

Ya lo dijimos en un artículo anterior, esto que propone el gobierno como “cambio”, algo “nuevo” y “fundacional”, en realidad termina siendo una reformulación de viejos preceptos económicos, sociales, políticos y culturales que en diferentes momentos de nuestra historia como país trataron de instalarse e imponerse -de hecho, lo hicieron- y así nos fue. Y el contexto nacional e internacional posibilitó que se sancionara esta ley. Si bien hubo discusiones, debates, vigilias frente al Congreso o frente a los televisores, notebooks, tablets o celulares, no hubo estallido social, ni revolución ni se “acabó el mundo” como se presagiaba en diciembre del año pasado.

La Copa América disputada en los Estados Unidos volvió a colocar al seleccionado nacional de fútbol por encima de todo, convocando a la más exacerbada “argentinidad” ante los ataques internacionales por cantitos de “cancha” típicos de nuestro folklore futbolístico, que llevó al pronunciamiento del gobierno nacional al respecto, con actitudes contradictorias como el despido del subsecretario de deportes de la Nación, Julio Garro, por pedir que Messi y el presidente de la AFA se disculparan por el video de Enzo Fernández, para luego ser la propia hermana del Presidente y Secretaria General de la Nación, Karina Milei, quien se encargara de pedirle disculpas a Francia por los dichos de la vicepresidente Victoria Villarruel en contra del “colonialismo” francés y defendiendo a los jugadores argentinos. Y el nacionalismo nuevamente expuesto con los juegos olímpicos que se están celebrando en Francia, que llevaron a que el ganador de la única medalla de oro de nuestro país, el ciclista José “Maligno” Torres Gil, fuera recibido con todos los honores en la Casa Rosada e incluso saliera al balcón a saludar a las personas que estaban en la Plaza de Mayo junto a Javier Milei. ¿Demagogia? No puede ser, si el Presidente está en contra de la demagogia…

A todo esto, hay que agregar la condena al ex Secretario de Comercio del kirchnerismo, el polémico Guillermo Moreno, por manipular los datos del INDEC y el escándalo suscitado en estos días cuando se dio a conocer la denuncia por violencia de género de Fabiola Yáñez contra Alberto Fernández, viralizándose imágenes de la ex “primera dama” con moretones y llegando esta noticia a todos los portales internacionales sumándole, además, la causa por los seguros del Estado que involucra a la secretaria privada del propio Fernández.

Entretanto, hubo reformas ministeriales a las reformas de diciembre cuando asumió Milei. El 27 de mayo, y en medio de la crisis política que suponía la no aprobación de la Ley de Bases, Posse es destituido como Jefe de Gabinete y su lugar es ocupado por Guillermo Francos que ocupaba la Cartera del Interior, uno de los primeros ministerios establecidos por la Constitución de 1853 y que más de un siglo y medio después dejara de existir, pasando sus secretarías a la órbita de la Jefatura de Gabinete (o sea, el Jefe de Gabinete hace las veces de Ministro del Interior). Mientras que el 5 de julio, aunque todavía no está muy estructurado, y luego de la sanción de la Ley de Bases y como principal pilar de la misma, se crea el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, al mando de Federico Sturzenegger.

La crisis económica continúa su marcha y el dólar sigue haciendo de las suyas. Tratar de unificar el tipo de cambio en un “solo” dólar se constituyó en algo utópico, al menos, hasta nuestros días. Además de seguir “creciendo” su cotización, volvió a distanciarse el llamado dólar “blue” del “oficial”, sin mencionar los otros tipos de “dólares”, como el “cripto dólar”, el dólar CCL, el dólar “turista” o “tarjeta” y el dólar “bolsa” o MEP. A $1400 aproximadamente podemos encontrar el dólar “blue”, mientras estudios privados sostienen que la Canasta Básica Alimentaria subió más del 110% y la Canasta Básica Total el 120% desde la asunción de Milei. Lo que se traduce en un incremento de la indigencia y la pobreza. Y eso lo están haciendo saber los distintos gremios, especialmente el de los docentes universitarios que, luego de la multitudinaria marcha federal del 23 de abril pasado, vuelven a anunciar medidas de fuerza que ponen en riesgo el segundo semestre lectivo.

A todo esto, o contra todo esto o, mejor dicho, a pesar de esto, según encuestas recientemente difundidas, uno de cada dos argentinos votaría a La Libertad Avanza y al PRO, sólo un 13 % se inclinaría por el kirchnerismo y un 4% por la izquierda, y cerca del 20 % no sabría a quién votar o votaría en blanco. Con lo cual, para muchos argentinos y argentinas las esperanzas de que se esté “haciendo un camino” diferente al anterior están presentes, aunque no sepamos a ciencia cierta qué camino es y si verdaderamente se está construyendo.

Todo muy confuso, todo muy contradictorio, todo muy loco, ¿no? Todo muy “cambalache”, 90 años después y muy entrado el siglo XXI. Mientras, Loan sigue sin aparecer…