Luego de algunas semanas donde parecía que todo volaría por los aires, la interna del peronismo bonaerense viene transitando días algo más tranquilos. El viento en popa del gobierno de Milei obligó a recalibrar los niveles de tensión para enfocar los cañones en la oposición al libertario. Sin embargo y por lo bajo, cada campamento mueve sus tropas dejando en claro que la cosa está lejos de haberse resuelto, y que en cualquier momento puede estallar una nueva batalla.

Del lado del gobernador Kicillof, el bombardero número uno es el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. La semana pasada el jefe comunal volvió a patear el avispero con una visita a Quilmes, territorio de Mayra Mendoza y La Cámpora, que generó sendas respuestas por parte de la intendenta que es una de las principales espadas de Máximo y CFK. Como si no fuera suficiente, este sábado Ferraresi repitió la operación en otro de los territorios limítrofes de su Avellaneda, donde también gobierna el camporismo: el Lanús de Julián Álvarez.

El tono de la visita de Ferraresi fue, sin embargo, el opuesto al que había desplegado en Quilmes. Si al distrito de Mayra Mendoza el intendente de Avellaneda fue a exponer déficits habitacionales y de infraestructura urbana, lo que llevó a su par quilmeña a tildarlo de “movilero de LN+”, a Lanús Ferraresi fue a mostrar los avances los avances en materia de obras socio urbanas llevadas adelante por el OPISU (Organismo Provincial de Integración Social y Urbana). El por qué de esta diferencia hay que buscarlo en la denuncia de hace unas semanas por parte del jefe comunal Julián Álvarez en relación a supuesta nula inversión de la PBA en obras comprometidas en su municipio.

X de Jorge Ferraresi

“El gobierno de la provincia ha hecho una gran inversión para mejorar la infraestructura barrial y la calidad de vida. Kicillof es gestión en toda la provincia y esperanza de futuro para nuestra Patria”, fue el mensaje que dejó Ferraresi tras su nueva incursión en territorio enemigo, tirándole por elevación a Álvarez y su denuncia. Lo que sí repitió el jefe comunal de Avellaneda en su recorrida por Lanús con respecto a la de Quilmes fue el ir acompañado por referentes locales que, desde el peronismo, tensionan con las administraciones de Mendoza y Álvarez: Belén Berrueco, concejala de Lanús, y Ariel Burtoli, concejal de Quilmes, son las cartas de Ferraresi en los distritos gobernados por La Cámpora.

La nueva movida del jefe comunal de Avellaneda no pasó desapercibida y volvió a generar respuestas en la otra orilla del peronismo bonaerense. “Me consta que Mayra Mendoza y Julián Álvarez trabajan todo el día sin parar en sus municipios, cara a cara con la gente. No necesitan que nadie haga de auditor externo de sus gestiones, y menos el intendente del distrito de al lado. Como decía Perón, “a aquel que no corra por su andarivel o moleste al que corre al lado, lo tenemos que descalificar”, fue una de las primeras réplicas, a cargo del también intendente camporista de Hurlingham, Damián Selci.

Pinceladas finas en la interna peronista que no afloja

“Como intendente peronista del interior bonaerense me siento preocupado por las acciones llevadas a cabo por Jorge Ferraresi las cuales sólo tienden a dividir y a debilitar al peronismo en su conjunto”, sumó en la misma línea Iván Villagrán, intendente reelecto en Carmen de Areco y también integrante de las filas camporistas.

Hasta ahí, respuestas lógicas de la tropa de Máximo Kirchner en una disputa a cielo abierto con Ferraresi que no sólo ya nadie oculta, sino que nadie pierde oportunidad en escalar. Lo novedoso es que en los últimos días fueron sumándose, con mayor o menor nivel de fuego, otros actores que si bien orbitan el eje de Máximo Kirchner hace tiempo no venían tomando cartas en la pelea con Ferraresi.

El que salió con más fuerza fue el intendente de Ezeiza, Gastón Granados. “Son tiempos difíciles para quienes nos toca gobernar municipios del conurbano, con el actual gobierno nacional. Nuestro deber es unirnos y trabajar por el bien de los vecinos. Los intendentes debemos hacernos cargo de los territorios y son muchos los problemas que afrontamos”, introdujo el jefe comunal, y luego disparó: “Los bonaerenses no necesitan que los dirigentes revisen a las gestiones de municipios vecinos como lo viene haciendo Jorge Ferraresi. Nuestra obligación es estar unidos, organizados y no darle espacio a que el gobierno nacional continúe  avanzando con sus políticas de ajuste”. Granados reconoció también el trabajo de Mendoza y Álvarez, “que día a día caminan los barrios de sus distritos trabajando de forma exitosa por una provincia más justa, solidaria e inclusiva”.

X de Granados Gastón

Sin tanto picante, otro gesto potente en la misma línea lo dio este martes por la tarde otro intendente de un distrito de peso alineado con Máximo Kirchner. Federico Otermín, sucesor de Martín Insaurralde en Lomas de Zamora, visitó a Julián Álvarez en Lanús apenas unos días después de la incursión de Ferraresi, para plantear una serie de trabajos conjuntos entre ambos municipios en lo que se evidenció como una alianza estratégica.

“Estoy muy contento con que Julián Álvarez sea el intendente de Lanús. Viene realizando una tarea extraordinaria. Como intendente de Lomas de Zamora, es fundamental poder contar con un intendente vecino como Julián, con la predisposición de poder articular constantemente”, tuiteó Otermín luego del encuentro. El jefe comunal de Lomas agregó, en sentido contrario a lo que vienen marcando los movimientos de Ferraresi, que “las fronteras de los distritos son porosas; suele haber más vinculación entre la gente que entre los dirigentes. Por eso creo que lo que tenemos que hacer los intendentes es trabajar junto a quienes tenemos al lado y eso venimos haciendo con Julián”.

X de Federico Otermín

MESAS Y PUENTES

Los movimientos en el peronismo de la PBA exceden a lo que van haciendo los principales protagonistas del campamento kicillofista y el camporista. Otros actores, no directamente alineados con ninguno de ellos, no consiguen sin embargo escapar a la fuerza de atracción de esos dos polos y ensayan estrategias de acercamientos preparándose para el escenario que se viene.

Uno de esos episodios lo dio a fines de la semana pasada Juan Zabaleta, ex intendente de Hurlingham que fue derrotado en las PASO del año pasado por Damián Selci y quedó sin refugio en el nuevo peronismo. Zabaleta organizó una mesa con el título de “En Hurlingham es con Axel”, que generó revuelo en el peronismo de la PBA. En las filas del kicillofismo, desde donde surgió iniciativa de organizar mesas políticas en los distritos para seguir dándole volumen al armado del gobernador, no se hacían cargo de la convocatoria en el municipio gobernado por La Cámpora, y la que salió a poner puntos sobre íes fue la ex diputada camporista y secretaria de ambiente en Hurlingham, Florencia Lampreabe.

“¿Mesas distritales de Kicillof? Cuesta creer que el gobernador esté dedicado a armar mesas políticas en municipios peronistas. Mucho menos en Hurlingham donde siguen pendientes las 5 obras a las que se comprometió ante miles de vecinos en febrero de este año”, prendió la mecha Lampreabe, quien luego afirmó que el organizador de la mesa era Zabaleta, a quien tildó de “el ex rousselotista, ex kirchnerista, ex randazzista, ex ladero de Alberto Fernández”. La funcionaria de Hurlingham acusó a Zabaleta de “dividir al peronismo para garantizarle triunfos al partido del ajuste de turno”, agregando que “lo hizo en 2017 con Macri, lo repitió en 2021 empujando a Alberto a la pelea contra Cristina, y lo volverá a hacer en 2025. De hecho, hace pocas semanas se fotografió reunido con Pareja y altos funcionarios del gobierno de Milei”.

X de Florencia Lampreabe

Con esos niveles de tensión y mesas de guerra, hay un funcionario bonaerense que maneja una estrategia diferente, la de tender puentes y ser garante de unidad. Se trata de Gabriel Katopodis, ministro de Infraestructura, que a fines de la semana pasada estuvo en Quilmes junto a Mayra Mendoza celebrando la recuperación y puesta en valor de un espacio público en el barrio Sayonara, de San Francisco Solano. “Hay una decisión de Kicillof que haya una continuidad de la obra pública en cada municipio, eso significa inversión, empleo, inclusión y oportunidades para más bonaerenses”, expresó el ministro.

Katopodis juega otro juego que el que encarnan bombarderos como pueden ser Ferraresi, Larroque, Mayra Mendoza u otras figuras de la primera línea camporista que suelen sacudir a Kicillof. En una especie de ilusión sin límites por sostener un peronismo unido, Katopodis apuesta a no dinamitar puentes con ninguna de las fracciones sino más bien a consolidarlos, ofreciéndose como una carta posible para ambos lados de la grieta que hoy divide al peronismo.

Pinceladas finas en la interna peronista que no afloja

2027

De fondo, la gran cuestión pasa por la sucesión bonaerense obligada para 2027. Cuando Kicillof termine su segundo mandato en la PBA, el peronismo deberá ofrecer una nueva propuesta para ocupar el Sillón de Dardo Rocha. Ferraresi y Katopodis ansían ese lugar hace tiempo, y su larga trayectoria en la provincia junto a sus movimientos en la actualidad los ponen en la discusión. La Cámpora viene construyendo su fortaleza en la PBA hace más de una década, y luego del intento fallido por ocupar ese lugar el año pasado con Martín Insaurralde a raíz de la negativa de Kicillof por saltar a la candidatura presidencial, la lógica indica que desde ahora la organización de Kirchner y CFK ya vaya perfilando su ficha en ese tablero. Y allí, por alto perfil y exposición pública, por haber ganado dos veces un municipio tan pesado como el de Quilmes y haber sido la primera intendenta mujer del distrito, cuesta pensar en otra persona para encabezar esa cruzada camporista que Mayra Mendoza. 

Todos juegan y nadie regala nada. La espuma baja y la espuma sube, pero lo cierto es que la interna está lejos de saldarse en un peronismo bonaerense que tiene otras discusiones picantes por delante de cara al 2025, como el posible desdoblamiento de las elecciones y la suspensión o eliminación de las PASO. Y en todo este recorrido faltó nombrar a Sergio Massa, que sigue las disputas no tan desde afuera y metiendo la cuña cuando puede. Hay novela para rato.