Bonaerenses por el mundo Desde la tierra del tereré
Por Alejandro Cuevas de Mar del Plata
¿Estás loco? ¿Qué hay en Paraguay? ¿Estás seguro de irte para allá?, esas fueron algunas de las preguntas que me hicieron mis amigos, familiares y conocidos, cuando les dije que me iba a vivir a Paraguay. "Odian a los argentinos, te van a hacer la vida imposible", me aconsejaban. Sin hacer caso a las cosas que me decían, me fui a la ciudad de San Lorenzo con un poco de incertidumbre de lo que me iba a encontrar.
Al llegar a Paraguay, mi incertidumbre se fue yendo poco a poco, al ver la calidad de personas que tiene el pueblo paraguayo. La hospitalidad y fraternidad que muestran hacia uno, aunque no seas paraguayo, te hacen sentir como si fueras parte de ellos.
Las primeras semanas no me llamaban Alejandro sino curepí o curepa (nombre que utilizan los paraguayos para referirse a un argentino) bautizados así desde la Guerra de la Triple Alianza.
Al mes de mi llegada a San Lorenzo, segunda ciudad con más población de Paraguay, me sorprendieron sus barrios de casas modestas, las calles de tierra colorada; la magnífica catedral de la ciudad, que todo devoto de la iglesia le encantaría conocer. Se la conoce como la ciudad universitaria, ya que la mayoría de las universidades del país se encuentran en ese lugar.
Si hay una particularidad en el pueblo paraguayo es un ritual muy parecido al mate argentino. El famoso tereré es la bebida que no puede faltar en la rutina de un paraguayo agua fría, hielo y plantas medicinales (machacadas en el mortero) en el termo. El mate, la yerba y la bombilla completan su preparación para disfrutar de una bebida refrescante y necesaria, en un lugar con clima subtropical como Paraguay. Es usual ver a la mayoría de los paraguayos, y más en San Lorenzo, llevar su termo con el mate a todos lados.
En acontecimientos importantes, domingos o feriados, la familia y amigos se reúnen a disfrutar de una exquisita variedad gastronómica de comidas autóctonas la sopa paraguaya, el chipa guazú, la chipa, el pavé; entre otras, son las especialidades caseras que no podes perderte de probar al visitar la ciudad guaraní. Si hay algo que les gusta a los argentinos es el asado y si de carne estamos hablando no se perdona pasar por Paraguay y no probar el asado a la estaca, una forma de cocción poco vista en nuestro país, carne bien cocida y con mucho limón paraguayo, que es mucho más suave que el conocemos.
Toda reunión no se completa solo con la comida, sino que además tiene que estar presente la música, pero no cualquier música& A los paraguayos les gusta mucho escuchar estilos como el vallenato y canciones que tengan que ver con su origen, obviamente con letras en guaraní.
Una de las cosas que me sorprendió y les sorprenderán si visitan este país es la lealtad y respeto a sus raíces, más precisamente al idioma. La lengua de los aborígenes se hace presente en la vida cotidiana. En charlas informales utilizan, en la mayoría de los casos, el yopará o jopará una mezcla de español y guaraní. Llevo años viajando y conociendo otros lenguajes, pero sinceramente no encontré uno tan difícil de aprender como el guaraní. Ya me resigné a la idea que tardaré bastante tiempo en aprender este idioma.
Acá, sentado frente a mi notebook, tomando un tereré, le pongo punto final a mi ciudad adoptiva.