La gestión de Mauricio Macri está llevando adelante una profunda transferencia de recursos desde los trabajadores hacia los grandes grupos económicos. Por un lado, tenemos despidos, industrias y PyMEs afectadas por la apertura indiscriminada de importaciones, tarifazos en los servicios, inflación en la canasta de alimentos básicos y necesarios para las familias más humildes. Por otro, tenemos exportadores de granos y mineras beneficiados con la quita y la reducción de las retenciones, la banca financiera maximizando ganancias y los grandes empresarios impulsando a como de lugar la flexibilización laboral.  
 
Esta ofensiva sobre los derechos de los trabajadores y sobre el interés nacional  solo puede frenarse con la unidad de los trabajadores en la calle, donde se pongan los intereses de las mayorías populares por sobre los intereses partidistas, porque estos en muchas oportunidades actúan como factor de división, sobre todo cuando  no se prioriza la agenda y las reivindicaciones de aquellos que son la verdadera oposición en la argentina los que trabajan y luchan.
 
Pero como hemos dicho en varias oportunidades, con la resistencia no alcanza, tenemos que plantearnos un "Programa Económico y Social Alternativo", que pueda canalizar los problemas de la clase trabajadora que no encuentran solución en este sistema capitalista extractivista. Hablamos de un problema global, el capitalismo ya no genera empleo, lo traslada hacia donde puede extraer mayores ganancias al menor costo, y con los enormes avances tecnológicos e informáticos se encamina hacia la automatización de aproximadamente el 40% del trabajo actual. Este modelo es de descarte social. Y en cada nación asume sus propias características.
 
Hace tiempo que venimos planteando que Tierra, Techo y Trabajo no es solo una consigna. Es mucho más que eso, es un camino para quienes pretendemos transformar las estructuras desiguales de nuestra sociedad.
 
La ley de Emergencia Social es un primer paso en este sentido. Ha sido una victoria fruto de la lucha colectiva en la calle, organizada. Contó con el apoyo de la CGT, ambas CTA, CGE, Pastoral Social y el conjunto de los bloques legislativos opositores. Construimos mayoría legislativa con una agenda concreta y legítima, fuera de toda especulación partidaria, que logró un consenso rotundo, con un solo voto negativo en ambas cámaras. Pudimos visibilizar a los millones de trabajadoras y trabajadores de la Economía Popular y se empezó un largo camino de reivindicaciones y conquistas para un sector muchas veces negado, estigmatizado y olvidado. Es un punto de partida, no de llegada.
 
En el "Laudato Si", Francisco expresa que "para que surjan nuevos modelos de progreso, necesitamos cambiar el modelo de desarrollo global, lo cual implica reflexionar responsablemente sobre el sentido de la economía y su finalidad, para corregir sus disfunciones y distorsiones".  Y ese es el siguiente paso de los Movimientos Populares, pensar un nuevo programa que exprese las políticas económicas y sociales necesarias para garantizar Tierra, Techo y Trabajo para todos.
 
Tierra. Comprende una reforma agraria integral, con el retorno al campo de aquellos desplazados por el actual esquema de Agronegocios y con un rol protagónico de las comunidades rurales y originarias que hacen del cuidado de la madre tierra un sistema de vida.
 
Techo. Necesitamos 5 millones de lotes con servicios para enfrentar el hacinamiento, a través de la autoconstrucción de viviendas populares para los trabajadores pobres, que viven en condiciones precarias y expuestas a la contaminación ambiental en los suburbios de las grandes ciudades.
 
Trabajo. Crear una economía que le de respuesta al tercio de los trabajadores argentinos que se inventan su trabajo diariamente. La Economía Popular es aquella creada por los trabajadores, donde el interés social de supervivencia ha logrado constituirse en un sujeto colectivo que día a día clama por ser reconocido e institucionalizado. Ser reconocidos como sujeto de derechos.
 
Debatir todos estos puntos, discutir cómo logramos que todos los argentinos tengan acceso al agua potable, a la educación pública, al sistema de salud, y cómo revertimos la situación de desintegración social que se vive en los barrios provocada por la droga, el hambre y la desocupación.