A mí también me echó Milei (XIV): “Muchos en la fábrica están arrepentidos de lo que votaron”
Diagonales continúa con los relatos del drama que viven quienes perdieron su trabajo al filo de la motosierra y la flexibilización laboral que aplica el gobierno de La Libertad Avanza. Javier Aparicio es uno de los 300 operarios que fue despedido en la planta de Wolksvagen en Pacheco. La misma situación sucede en la fábrica de la firma alemana en Córdoba. “Antes aceptaban planes de suspensiones, ahora directamente se sacan gente de encima”, aseguró.
Alcanzando casi el noveno mes de la administración de La Libertad Avanza en el gobierno nacional una cosa es segura: sigue sin aparecer el repunte económico tan prometido como ansiado por las miles de personas que padecen la recesión económica y temen quedarse sin trabajo, la nueva y principal preocupación de los argentinos.
Durante la primera etapa del gobierno de Javier Milei, los números de la economía real no dejan de sorprender por la furibunda baja en la actividad, en la inversión y el consumo, y por supuesto, el enorme tendal de caídos del sistema que arroja la gestión “libertaria”.
Las últimas cifras que se dieron a conocer así lo reflejan. Es el caso del estudio del Centro de Economía Política Argentina (CEPA). De acuerdo a ese informe que se conoció esta semana, hubo 265.308 despidos durante los primeros seis meses del nuevo gobierno. Y el 70 por ciento de esas bajas laborales provienen de empresas con más de 500 trabajadores.
En esa línea, entre diciembre de 2023 y mayo de 2024 la cantidad de trabajadores registrados se redujo un 2,69 por ciento, como consecuencia del impacto de la recesión económica en el empleo formal. Y el panorama más preocupante se da en las grandes firmas: allí se redujo el personal en un 3,90 por ciento (representado en 186.357 puestos de trabajo).
Hace casi 20 años que Javier Aparicio pertenece a la parte de Logística de la planta que Volkswagen (VW) tiene en General Pacheco, en el partido de Tigre. Sus funciones dentro del área lo llevaron a aprender cosas diversas como manejar los autoelevadores.
Es de Temperley, en Lomas de Zamora, al sur del Conurbano bonaerense, pero un año después de quedar en la fábrica decidió mudarse al municipio de Malvinas Argentinas, que achicaba el trayecto a menos de 10 kilómetros para viajar todos los días.
Javier es militante por el troskitsmo, del PTS. Fue delegado en la planta por dos mandatos y su afiliación política, asegura él, hizo que fuera perseguido por patotas del SMATA. Su sindicación, afirmó Aparicio, le permite también escuchar lo que sus compañeros no se “animan a decir” abiertamente puertas adentro de la fábrica.
Cuando quiso entrar a la fábrica autopartista comenzar la jornada de trabajo, y puso la tarjeta personal para fichar, el molinete permaneció inconmovible. La sirena roja no paraba de sonar. Se dio cuenta al instante de que era la forma “sutil” de decirle que lo despedían. Al igual que otras decenas de compañeros, Aparicio pasó por la misma y lamentable situación. Señaló que detrás de estas cesantías se encuentra el aval de la facción de la lista Verde de SMATA que conduce Ricardo Pignanelli.
“Dada la baja de los mercados, durante 2024 en VW Argentina debimos adecuar la estructura de nuestras plantas a la nueva situación del mercado local y exportación para garantizar la sostenibilidad de la compañía y las personas que trabajan en ella”, aducían desde la empresa en un comunicado oficial en el que no reconocen los centenares de despidos.
Además de luchar por la reincorporación en VW, en su agenda también se encuentra participar solidariamente de una medida que realizarían los trabajadores del Frigorífico Rioplatense en la planta de Pacheco, contra el despido de 42 trabajadores. “Están vendiendo carne afuera a patadas, exportaciones no le falta a la empresa, están saliendo contenedores con carne con los equipos de frío a full. Pasan por la puerta de Volkswagen”, aseguró, en conversación con Diagonales.
Aparicio narró la incertidumbre que se vivía en la firma que produce Audi, Scania, Seat, Lamborghini, Skoda y Volkswagen en la localidad de Pacheco, y también lo que significa para él y sus compañeros quedarse sin su fuente laboral en estos tiempos de desolación económica. Junto a él permanecía su compañero Ramón Vera, que hace 25 años trabajaba para la empresa y que también fue cesanteado.
Javier, de 53 años, y con un hijo de 12 que nació prematuro y que debe someterse a cinco terapias semanales, que eran cubiertas por su obra social, además debe costear el alquiler. Ahora, todo pende de un hilo.
¿Qué porcentaje de retiros son voluntarios en la fábrica y cuántos no?
-La verdad que todos son involuntarios. Muchos agarran el retiro voluntario porque la empresa le dice ‘si no lo aceptás el retiro, te echamos y al otro día no entrás’. En nuestro caso, ni siquiera nos llamaron para ofrecernos eso. Directamente cuando llegamos a la fábrica nos ficharon en rojo y no pudimos entrar. Estamos en un grupo en el que ya que se están sumando otros de los despedidos, ya somos como casi diez compañeros, que vamos a plantear la lucha todos juntos.
“HAY COMPAÑEROS QUE LOS OBLIGARON A ARREGLAR EL RETIRO VOLUNTARIO Y QUE ESTÁN CON TRATAMIENTOS ONCOLÓGICOS”.
Hay gente con problemas de salud física importantes: problemas en el hombro, rotos de tanto laburar, por los ritmos de la industria. También hay compañeros a los que los obligaron a arreglar el retiro voluntario y que están con tratamientos oncológicos. Esto les puede pegar psicológica y psiquiátricamente muy mal.
Ustedes señalan que la empresa no pasa por una situación terminal, ni mucho menos…
-Se trata de una política de maximizar la ganancia como sea. VW no es una empresa que genera pérdidas ni nada. Producimos más de 200 unidades por turno, no paramos de trabajar. Vos calculá que en el final del gobierno de Cristina (Kirchner) la producción era de 120 por turno. Con el gobierno de Macri se fue a 160 unidades por turno.
“SE TRATA DE UNA POLÍTICA DE MAXIMIXAR LA GANANCIA COMO SEA. LA CAÍDA DEL CONSUMO LOCAL NO AFECTA A LA EMPRESA, TODO SALE POR LA EXPORTACIÓN”.
La caída del consumo local no afecta a la empresa, todo sale por la exportación. Mucho se va para el resto de Latinoamérica, especialmente a Brasil. A los pibes que quedaron ahora, con menos gente porque nosotros estamos afuera, se le están agregando más tareas para cubrir los puestos de laburo.
¿A qué atribuís entonces el plan de ajuste de VW?
-Es parte de una ofensiva empresarial con todo lo que está pasando en el país. Con las nuevas normativas que se pusieron en práctica, y la sanción de la Ley Bases, quieren aprovechar que hay un Gobierno que viene a atacar todos los derechos de los trabajadores. Los nuevos empleos que se produzcan acá nunca van a tener ni los derechos de los que estábamos antes, y obviamente los beneficios de la antigüedad. Nunca van a tener gente con antigüedad con las nuevas leyes.
“QUIEREN APROVECHAR QUE HAY UN GOBIERNO QUE VIENE A ATACAR TODOS LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES”.
¿Cómo crees que se puede llegar a un punto de acuerdo con la empresa?
-Nosotros planteamos que en estas fábricas de multinacionales, que facturan millones de ganancias tranquilamente se puede bajar la producción. Esto ya se hizo en algunos momentos, por ejemplo llegando a trabajar en turnos de seis horas. Durante el gobierno de (Mauricio) Macri, a cuatrocientos trabajadores nos querían suspender durante dieciocho meses. Al final dimos una pelea y rotaron la suspensión seis meses a cada grupo. Estuvimos seis meses suspendidos y nos pagaron el 70 por ciento del sueldo. Ahora directamente se sacan gente de encima.
“DIRECTAMENTE SE SACAN GENTE DE ENCIMA”.
¿Cómo siguen el plan de lucha para buscar las reincorporaciones?
-Nosotros ya mandamos los rechazos a los despidos de forma individual. Esta próxima semana vamos a hacer una presentación colectiva de todos los despedidos en la Secretaria de Trabajo trabajo de Tigre, que pertenece al ministerio de la Provincia. Leíamos un comunicado de la empresa diciendo que todos los pasos que están dando están acordados con el gremio. El sindicato está dejando pasar todo esto, como también lo deja pasar a nivel nacional la CGT. Nosotros vamos a seguir, los juicios de reinstalación por persecución política son difíciles paro hay que ver. Ninguna ley puede ir por encima de otra ley que te garantiza derecho entonces se puede declarar algo en contra de las leyes que salieron con la Ley Bases. Nosotros, tanto yo como mi compañero, tenemos instancias judiciales ganadas a la empresa porque ya en ese momento de persecución nos habían inventado hechos para suspendernos, y les ganamos judicialmente.
“YO TENGO CINCUENTA Y TRES AÑOS, PARA ENTRAR A LABURAR A OTRO LADO ESTÁ TODO MUY DIFÍCIL”.
Nos tuvieron que pagar el daño de perjuicio, y limpiarnos del legajo. O sea, sacarnos la suspensión. Lo que queremos ver es si, haciendo un poco de ruido, podemos llegar a una instancia de que el ministerio de Trabajo convoque a la empresa, y ahí salir a discutir. Yo tengo cincuenta y tres años, para entrar a laburar a otro lado está todo muy difícil.
¿Qué te dicen tus compañeros que votaron a este Gobierno?
-Yo creo que hubo mucho voto a Milei. Estamos en uno de los sectores mejores pagos de la industria del país, un operario que recién entra cobra aproximadamente un millón y medio de pesos, todo sin adicionales, ni premios, todo va al sueldo básico y el promedio siempre fue de 1.000 dólares. Entonces muchos opinan que tienen un nivel social superior. Hay de esos que votaron a la derecha porque son de derecha.
“MUCHOS QUE VOTARON A MILEI, HOY ESTÁN ARREPENTIDOS”.
Pero después hubo muchos votos a Milei también porque la cara del kirchnerismo, la cara del peronismo, dentro de la fábrica, es el SMATA. Hay mucha bronca con el gremio. Y (Mario) Manrique iba de candidato. Había muchos que votaron a Milei pero que hoy están desencantados porque están arrepentidos de lo que votaron. Yo soy considerado “el zurdo” de la fábrica y me lo dicen, porque me hablan con confianza y charlan conmigo. Pero al sindicato no le van a decir ‘nos equivocamos’.