Mientras se aguarda por el poroteo legislativo que determine si serán otra vez los “87 héroes” quienes le blinden al presidente Javier Milei el veto a la Ley de Financiamiento Universitario, ayer rechazado masivamente por más de un millón de personas que tomaron las calles en todo el país, el exmandatario Mauricio Macri juega sus cartas con astucia. Como un péndulo, su relación con el Gobierno entra ahora en su fase más distante y tienta con sacudir al oficialismo con un golpe inolvidable. Puertas adentro, ya da pistas sobre su plan: “La educación pública es una bandera del PRO”.

Ahora todos se suben a la Marcha Federal Universitaria. Ausente ayer, así como gran parte del PRO que solo tuvo representación en dirigentes díscolos como el exjefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, el “Gato” observó desde las gradas la potente explosión social contra el recorte presupuestario a las casas de estudio nacionales, una de las fibras más sensibles del ADN argentino. Horas después, reunió a sus senadores para hacerles saber las buenas nuevas. La pregunta flota en el aire: ¿pasan de “héroes” a “villanos”?

X de PRO

Los participantes se limitaron a informar los motivos en un breve mensaje difundido en redes sociales: “Trabajando por la agenda legislativa”. Sin embargo, fuentes parlamentarias deslizaron luego la orden que habría bajado Macri hacia su tropa en el Congreso: “La educación pública es una de las banderas del PRO”. Sucinto y concreto, el lema eleva el máximo de los temores para Milei: que el partido amarillo le dé la espalda al oficialismo y le impida alcanzar el tercio necesario en ambas Cámaras para sostener el controversial veto.

Por lo demás, el ingeniero lleva jugando al gato y el ratón con el economista hace meses. Constantes idas y vueltas como los registrados en torno al debate por la suba jubilatoria, que fue votada parcialmente por el PRO pero luego denostada por el propio Macri, o los acercamientos con reuniones privadas en Olivos luego contrastadas con fuertes acusaciones públicas como aquellas contra el “entorno” del líder libertario, han sido la moneda corriente en una dinámica que mantiene al Presidente atado de pies y manos ante el envalentonado titular del PRO. La próxima jugada extendería aún más la dependencia de uno para con el otro.