Un hecho que se suma a los días convulsionados que vive el Gobierno en este 2025 caliente para La Libertad Avanza promete poner los pelos de punta de más de uno en la Casa Rosada, mientras se esperan las alternativas de lo que puede suceder con los reclamos callejeros en la Ciudad de Buenos Aires.

Es que a la tristemente ya repetida convocatoria de los y las jubiladas al Congreso de la Nación, en reclamo por los haberes perdidos y una canasta básica inalcanzable, se le suma el acompañamiento de la CGT, que lleva adelante una movilización y paro de 36 horas, en un contexto de creciente descontento social y presión inflacionaria.

Puertas adentro del gobierno nacional consideran que el aumento de la inflación de los últimos meses, que promete mantener e incluso subir algunos dígitos en marzo y abril, se trata de un fenómeno "estacional".  

Buscando bajar como sea el aumento del nivel de precios, el Poder Ejecutivo mantiene una postura de no avalar aumentos salariales que se acerquen a la inflación, y esto fue lo que generó malestar en los sindicatos.

En la pulseada por las paritarias, el Gobierno tiene su lucha fundamental. Es que los funcionarios que responden a Javier Milei presionan para no homologar aumentos salariales, lo que mantiene a los trabajadores con un poder adquisitivo bajo. 

Esta situación, que expresa un equilibrio precario entre el control social y la presión económica, marca a las claras que el Gobierno prioriza la disciplina fiscal sobre el bienestar de los trabajadores.

Y la CGT no podía mantener su inacción ante el reclamo cada vez más persistente de sus bases. El Poder Ejecutivo nacional se planteó que ningún acuerdo salarial debería superar los índices inflacionarios, es decir, que deberían mantenerse alrededor del 1 por ciento. Según indican desde Casa Rosada, como pudo averiguar Diagonales, la política de tender hacia "paritarias cero" está más firme que nunca.

Un malestar llamado UTA: El acuerdo Barrionuevo-Roberto Fernández que amenaza el paro de la CGT

LA INTERNA SIN FIN

Desde adentro de la CGT nadie lo dice abiertamente, pero sí se huele a traición la medida que tomó el titular de la Unión de Tranviarios Automotor (UTA) Roberto Fernández que acata la conciliación obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo, que los obliga a no parar en el marco de la jornada de paro y movilización de la central obrera.

Los más descreídos de lo que desde la vocería de la UTA querían hacer pasar como una cuestión formal para evitar problemas judiciales estallaron de bronca. Quienes se oponen en la CGT a esta resolución sostienen que no podrían aplicarse sanciones contra el gremio de los choferes porque la protesta cegetista excede el conflicto salarial que afecta al sindicato.

Desde la cúpula cegetista toman nota del trato del Gobierno para con la UTA que va más allá del paro. Miran los subsidios millonarios al transporte del AMBA que se mantienen para este gremio que protagonizó el desplante.

En el entorno del triunviro Héctor Daer, también se observa cierta "protección" oficial sobre obra social de la UTA, cuyos números son un "caballito de batalla" para la oposición gremial a Fernández.

Un malestar llamado UTA: El acuerdo Barrionuevo-Roberto Fernández que amenaza el paro de la CGT

Hay un nombre propio históricamente ligado al sindicalismo y aliado a Fernández que quedó en el ojo de la tormenta. Se trata de Luis Barrionuevo, que desde que llegó el gobierno "libertario" al poder se ha encargado de desactivar las protestas obreras contra el Poder Ejecutivo. Se apunta al dirigente gastronómico de UTHGRA como el nexo entre Fernández y la Casa Rosada.

Lo cierto es que esta medida que tomó Fernández, declarado "miliesta" en forma abierta, puede debilitar notoriamente el tercer paro general de la CGT contra el gobierno.

Los restantes sindicatos del transporte organizados en la CAAT ratificaron su adhesión a la huelga. Por lo tanto, desde los sindicatos de transporte automotor de pasajeros y de carga, ferroviarios, aeronáuticos, subterráneos, astilleros, portuarios y marítimos, todos avalan la medida de fuerza cegetista.

No pasó lo mismo con Fernández, que recibió a Gerardo Martínez (UOCRA) y Andrés Rodríguez (UPCN), dos de los interlocutores habituales desde el sindicalismo con el secretario de Trabajo Julio Cordero, y con el Jefe de Gabinete Guillermo Francos. Su respuesta ante el pedido de que deponga su negativa, fue tajante.

Respetará a rajatabla la famosa conciliación obligatoria.