La interna interminable entre Jorge Ferraresi y La Cámpora no afloja. Tras un inicio de semana caliente, con picantes declaraciones de Emmauel Santalla contra el intendente de Avellaneda, llegó la respuesta en el formato que más molesta en la organización de Máximo Kirchner: un acto político ajeno en territorio propio.

Ferraresi tendrá otro más de sus Plenarios de la Militancia, con los que viene recorriendo la provincia e impulsando una perspectiva del peronismo que plantea una renovación de liderazgos y usos de la lapicera. Por segunda vez en el año, el territorio elegido es el municipio de Quilmes, gobernado por una figura de la primera línea de La Cámpora como Mayra Mendoza. La primera vez, a mediados de junio, la visita de Ferraresi desató la furia de la jefa comunal quilmeña, a punto tal que días después le planteó su disconformidad en la cara al propio Kicillof en un acto con intendentes en La Plata. Por acción o por omisión, decían en aquel momento en La Cámpora, el gobernador tenía responsabilidad en la tensión y no podía hacerse el desentendido. 

Dos meses después, nada cambió y los tirones entre la organización de Máximo Kirchner y uno de los jefes comunales más cercanos al gobernador bonaerense siguen a la orden del día. Luego de que Ferraresi estuviera el fin de semana en Villa Gesell y pidiera terminar con “la lógica del dedo” para la elección de candidaturas, una dinámica que para el jefe comunal es la razón del declive actual del peronismo, La Cámpora respondió fuerte con un extenso texto de Emmanuel Santalla, senador provincial y referente camporista de Avellaneda. 

Ferraresi desafía y La Cámpora no se achica: “peronismo residual”

Luego de argumentar que en todas las últimas elecciones ganadas por el peronismo el elemento central fue la participación de CFK, Santalla disparó “lamentablemente varios dirigentes como Ferraresi en lugar de aprovechar la posibilidad que Cristina les dio para hacer un buen gobierno, se plegaron a la estrategia de Alberto Fernández de destruir al kirchnerismo y enfrentar a Cristina aunque ahora le suelten la mano y lo desconozcan”. El senador provincial calificó de “Albertismo devenido hoy en Axelismo” al peronismo que Ferraresi busca hoy articular contra la hegemonía de Máximo Kirchner, sin que terminara de quedar expuesto si eso significaba un tiro por elevación para el gobernador o no.

“Por ahora no hay respuesta del intendente”, contestaron a Diagonales desde Avellaneda al momento de las fuertes declaraciones de Santalla. Como era de esperarse, la respuesta no tardó en llegar y sólo unos días después Ferraresi anunció un nuevo Plenario de la Militancia, y no en cualquier distrito. Mayra Mendoza es hoy por hoy tal vez la figura bonaerense más rutilante de La Cámpora junto a Máximo Kirchner. Reelecta en 2023 con más del 50% de los votos, en un distrito de casi 520.000 electores, Mendoza se convirtió en la primera mujer intendenta de Quilmes y es una de las principales fichas camporistas para pensar en la gobernación cuando Kicillof deje el Sillón de Dardo Rocha.

Ferraresi desafía y La Cámpora no se achica: “peronismo residual”

“Que vuelve a hacer un acto de provocación, con la marginalidad de un peronismo residual que ya nos enfrentó desde las PASO 2019 en adelante y le ganamos en cada oportunidad”, opinaron en Quilmes sobre la nueva incursión de Ferraresi en el distrito. El “peronismo marginal” del que hablan es la agrupación Peronismo de la Soberanía, del dirigente Gabriel Berrozpe, que se presentó el año pasado a disputar la intendencia con Mendoza. “No es una respuesta a nada, sigue haciendo plenarios como venía haciendo”, contestaron desde Avellaneda.

Pero la lectura de La Cámpora excede las fronteras de Quilmes. En el distrito gobernado por Mendoza interpretan que el nuevo plenario de Ferraresi va “en sintonía con lo que ya viene haciendo en todos los distritos gobernados por el kirchnerismo, Lanús, Luján, etc., convocando a la división del peronismo de la PBA, diferenciándose de CFK y Máximo”. En ese sentido, la lectura es que el jefe comunal de Avellaneda busca “promover su candidatura a diputado nacional el año que viene y la de Axel presidente en el 27 o antes, especulando con que el Gobierno de Milei se cae”.

Hay, además, otro tema detrás de la disputa entre La Cámpora y Ferraresi. Mayra Mendoza y Julián Álvares, como intendentes de Quilmes y Lanús, vienen impulsando un proyecto para que el Consorcio que administra el puerto de Dock Sud implemente un fondo compensador para reparar las calles de ambos distritos, que se ven dañadas por el alto tránsito de camiones cargados de containers que van y vienen al puerto. El Consorcio, manejado por Ferraresi y donde Lanús y Quilmes tienen lugar por ser municipios linderos, no vehiculiza el proyecto presentado por los intendentes de La Cámpora y el reclamo llegó directamente a Kicillof. Hubo una reunión entre Mendoza, Álvarez y el gobernador que desde La Cámpora destacaron como positiva, y ambos jefes comunales insisten con el planteo.

Ferraresi desafía y La Cámpora no se achica: “peronismo residual”

“Es una respuesta también a la discusión que se está dando por la distribución del puerto Dock Sud, donde el intendente de Avellaneda junto a la PBA están del lado de las empresas y no de los municipios de Quilmes y Lanús”, sentenciaron desde la organización de Kirchner, disparando a la vez contra Ferraresi y la Gobernación bonaerense. 

De fondo subyace la pregunta sobre cuánta incidencia tiene o no Kicillof en los movimientos de Ferraresi, y cuánto avala su guerra a cielo abierto con La Cámpora. En el entorno del gobernador insisten en que el intendente se mueve por su cuenta y que Kicillof no busca tensionar la relación con la organización Máximo Kirchner y, por elevación, de CFK. Al jefe comunal, por su parte, se lo vio un tanto desanimado en el último tiempo por interpretar que el gobernador no sigue su impulso por posicionarlo como el nuevo liderazgo de la totalidad del peronismo y el próximo candidato presidencial. 

Un dato que puede ir en esa dirección es que para la promoción de este nuevo plenario en Quilmes Ferraresi no usó ni la imagen de Kicillof ni la consigna de “La Patria no se vende”, insignia del kicillofismo que sí venía usando en encuentros anteriores. De todas formas, el hilado tan fino resulta irrelevante a la hora de describir un contexto donde hay una sola cosa en claro: el peronismo bonaerense está en pleno proceso de reacomodo, y el proceso está lejos de ser armónico y con la mira únicamente puesta en cómo enfrentar al Gobierno nacional.