Allí por el año 2009 cuando me encontraba trabajando en la isla de Tenerife, en un hotel danés hermoso frente al mar, jamás pensé que cambiaría semejante paisaje por los de los países nórdicos. Pues bien, fue todo casualidad y por razones de amor me "fui obligado" a mudarme (un toque de sarcasmo). Corría el mes de junio del 2009 cuando pisé por primera vez suelo danés, y es ahí cuando el contraste de culturas se empezó a notar.

Su vegetación, sus campos cambiantes de colores que van desde el amarillo ocre hasta el verde oscuro. Un paralelismo con las rutas argentinas me atrevería a decir, con lo que concierne al conducir por horas y ver solo campo. Una vez, pues ya instalado en Aarhus, me sentía sapo de otro pozo; salir a recorrer las calles y escuchar a las personas pero no poder entender nada fue muy feo al principio.

Mi misión era sencilla, organizar todo los papeles legales correspondientes y empezar a buscar trabajo. Puedo considerarme un suertudo al haber encontrado empleo muy rápido (soy gastronómico), y por otra casualidad el jefe de cocina, en ese entonces, del lugar al que iba a tener una entrevista era de Burzaco! Si, tanta suerte no pude tener. Él me ayudó mucho a llevar mis primeros dos años en Dinamarca, me sentía un poco más "en casa" si se podría decir  con lo que respecta al idioma.

Ya han pasado más de siete años desde que estoy viviendo en Århus (smiles by) la ciudad de las sonrisas, segunda ciudad más grande en el reino de Dinamarca. Se siente bien, cómodo, se vive con respeto, seguridad y no tantas preocupaciones diarias. Sus paisajes son hermosos, con sus bosques y playas, sus casas de ladrillos y construcciones típicas danesas, museos, estadios de fútbol, bares, sus encantadores cafés y restaurantes, su zona céntrica aporta un encanto único al recorrerla con sus canales y puentes que la cruzan y el sin fin de bicicletas que es un "segundo" medio de transporte a tal punto que no puedo vivir sin ella.

Su gastronomía tan variada y rica& Es una pequeña metrópoli que tendrá unos 500 mil habitantes y es la segunda ciudad universitaria, con mayoría de gente joven, y donde se vive muy bien. Su sistema de transporte es de excelencia, puntuales y limpios, sus calles organizadas y todo el mundo (siempre hay excepciones) respeta las señales de tránsito

Este año 2017 Aarhus fue seleccionada como capital de la cultura europea, así que habrá un sin fin de actividades para hacer, ver y descubrir. Una vez al año se festeja la semana de Aarhus, el Festuge, y es allí donde la ciudad saca a brillar su máximo esplendor. No todo lo que brilla es oro. Ojo! Hay que adaptarse a dos cosas, su invierno y oscuridad tempranera, y el idioma.

Es por eso que para lo primero en danés, existe una palabra que es usada solo allí, que es el "Hygge", y su traducción seria tal como "momento cómodo o momento lindo". El "Hygge" en invierno para el danés es fundamental, ya que tantas horas de oscuridad da para la excusa de apagar las luces de casa y armonizar el ambiente con velas, tomar una rica taza de chocolate caliente, leer un buen libro al costado de la estufa a leña, y por qué no, recibir visita de amigos y familiares.

En contraste, en verano podrás ver muchísima gente afuera aprovechando los inmensos parques, bosques y playas, disfrutando de barbacoas al aire libre, practicando deportes o bien durmiendo buenas siestas. Para el idioma, si uno domina el inglés se le hace más fácil su estadía, pero el danés aprecia y mucho que el que reside pueda integrarse a la sociedad, y no hay mejor forma de hacerlo mediante su idioma y obviamente respetando sus costumbres. Por mi parte yo todavía no lo domino muy bien, pero los que me han escuchado han dicho que si.

Sera cuestión de soltarme más. Mi visión de futuro será vivir muchos más años en Århus, si el destino lo permite, y si no, me llevaré los recuerdos más hermosos de otra gran etapa de mi vida.