Lejos del frío polar de Washington, donde Luis Caputo se la pasó haciendo relaciones cordiales con la primera plana del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de los mercados financieros, al ministro de Economía le esperaban una semana de calor y furia a su regreso anticipado a la Argentina.

Tras estar presente en la asunción de Donald Trump al frente de la Casa Blanca, “Toto” interrumpió su viaje junto al presidente Javier Milei al Foro de Davos y voló rápidamente a Buenos Aires. Ahí lo esperaban dos tareas centrales: una era atender la misión del FMI, con el que viene cosechando un mayor entendimiento en los últimos meses que podría significar la apertura de un nuevo ciclo de deuda con el organismo, por unos 11 mil millones de dólares.

La otra, también vital, era monitorear la licitación del canje de deuda en pesos que se hizo el viernes, al que ingresaron los tenedores del 64 por ciento de los títulos elegibles, y por el que Caputo pudo despejar los 14 billones que vencían entre mayo y noviembre. 

El ministro, junto con el secretario de Finanzas Pablo Quirno, y su equipo de asesores festejaron haber despejado el horizonte de vencimiento hasta las elecciones, que le permitirían a la administración nacional evitar eventuales presiones cambiarias. La estabilidad cambiaria es para este Gobierno el tesoro más preciado. 

48 horas de tensión: “Toto” Caputo, del “No” a bajar la retenciones a temer por la sangría de reservas

Mientras tanto, otro foco de conflicto se cocinaba en la puerta del “Messi de las Finanzas”, como se lo apodada en el gobierno de Mauricio Macri. Y venía desde el campo. La temperatura sofocante que, literalmente, pone en riesgo la cosecha de soja y maíz de este año en el centro del país por la falta de lluvias, en el último tiempo estuvo atravesado políticamente por una serie de exigencias que se multiplicaron desde todas las provincias del complejo agrario exportador.

La “tormenta perfecta” incluía no solo la mantención de las retenciones móviles durante el primer año del gobierno de La Libertad Avanza (LLA), sino también los costos dolarizados, con una divisa cada vez más estancada, la baja de los precios internacionales de los granos y el default de grandes jugadores del campo, como el Grupo Los Grobo, Agrofina y Surcos.

Consultados por Diagonales, desde la Sociedad Rural que encabeza Nicolás Pino, quizás el único aliado que Milei tiene en el sector, se mostraron incrédulos por la citación, recién a principios de febrero, que Caputo tenía prevista con la Mesa de Enlace. Además de las medidas urgentes para paliar la “tormenta perfecta” del campo, exigían avances en infraestructura, conectividad, y en la seguridad rural.

El sector agrario exportador mostró los dientes y los gobernadores Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba) y Rogelio Frigerio (Entre Ríos) se hicieron eco de los pedidos de las entidades rurales.

48 horas de tensión: “Toto” Caputo, del “No” a bajar la retenciones a temer por la sangría de reservas

Con el calendario electoral en el espejo retrovisor, no perdieron el tiempo para desmarcarse de la administración de Javier Milei. Lo que hasta hace unos días eran reclamos por separado de parte de cada mandatario, se había trasformado en los últimos días en un grito unificado de parte de los tres dirigentes en el Salón Blanco de la sede rosarina del Gobierno de Santa Fe: “Es la hora del campo”.

Caputo (y el ejército de milicias digitales de Santiago Caputo) les contestó de modo agresivo en su cuenta de Twitter X, fiel a los tiempos de trolls e insultos en las redes. Desterró esa posibilidadaduciendo que se bajarían las alícuotas de retenciones sólo cuando hubiera un superávit fiscal sostenido.

“Sepan que TODOS los días analizamos la situación financiera del país, para ver si podemos seguir bajando impuestos. No necesitamos a nadie que nos lo venga a recordar, porque A ESO HEMOS VENIDO”, había señalado, mientras le pasaba la pelota a los gobernadores e intendentes para que ellos sí bajaran más impuestos, reduciendo sus gastos.

Pero a las presiones políticas, y los llamados de parte de dirigentes rurales a un “tractorazo” en marzo, al ministro se le sumaron las turbulencias económicas y financieras, la principal motivación de “Toto” para no estar presente en Davos.

En lo que va de enero, ha habido récord de ventas de reservas del Banco Central, con una merma de casi 550 millones de dólares esta última semana, para mantener el precio ficticio del dólar y evitar una disparada inflacionaria. El superávit comercial del 2024 de 19 mil millones de dólares no impactó en el nivel de reservas, que siguen con un rojo de 11 mil millones de dólares, número idéntico al que quedó luego de la administración de Sergio Massa.

48 horas de tensión: “Toto” Caputo, del “No” a bajar la retenciones a temer por la sangría de reservas

Si Caputo parecía grandote cuando twitteaba, se lo vio más chiquito al lado del vocero presidencial Manuel Adorni cuando anunció algo de lo que el campo quería escuchar: la reducción en un 20 por ciento hasta junio de las retenciones a los productos de granos del sector agrario, y la eliminación de los Derechos de Exportación para las economías regionales y otros productos.

Tanto en el Ministerio de Economía, como dentro de las propias entidades rurales ya avizoran que, con el calendario electoral pisándole los talones a Caputo, esta medida luego se extienda.

El paquete de medidas “revolucionarias” de la administración Milei le costará al fisco aproximadamente 800 millones de dólares, que significa una nueva serie de ajustes por motosierra y de transferencia de ingresos hacia sectores más favorecidos de la economía, sin distinción entre pequeños productores y grandes pooles de siembra que se beneficiarán con el nuevo esquema “libertario”.

En 48 horas, Milei y Caputo trazaron su camino hacia la elección de medio término. Llegar a cualquier costo para luego, con más poder y legisladores, ir por las transformaciones neurálgicas de fondo del modelo de La Libertad Avanza: reforma laboral, reforma jubilatoria, ajuste del tipo de cambio, liberación del cepo, unificación cambiaria.

Otra muestra más de pragmatismo ultraliberal conservador que quema todo lo afirmado. Incluso lo reafirmado. Todo ocurre mientras Milei llena de humo el debate público con su agenda “antiwoke”.