Otra crisis diplomática golpea la puerta del Gobierno de Javier Milei: esta vez, la contraparte es nada menos que Chile, que denunció en boca del mismísimo presidente Gabriel Boric un incipiente conflicto en la frontera trasandina a raíz de la colocación de una base militar argentina sobre el territorio limítrofe. Las disculpas de la Cancillería de Diana Mondino no alcanzan para el país vecino, que lanzó un terminante ultimátum contra la gestión liberal libertaria: “Retiren las instalaciones a la brevedad o lo haremos nosotros”.

Cuando la disputa es vocalizada por un jefe de Estado, se torna evidente que se trata de un conflicto mayor. Ese es el rango que adoptó en las últimas horas la escalada diplomática en la Patagonia, que llegó a motivar incluso un diálogo a las sombras entre Boric y Milei y que, aun así, permanece sin solución ante la inacción de la Casa Rosada. Chile ya planteó sin titubeos su postura: “En las fronteras no puede haber ambigüedades. Esto se debe resolver en el más breve plazo posible”.

“Tomamos conocimiento hace un tiempo que la Argentina, al instalar una base militar en la región de la Patagonia, instaló unos paneles solares en territorio chileno. Recibimos una disculpa por parte de la Cancillería argentina, pero me gustaría manifestarles de manera muy clara que las fronteras no es algo con lo que se pueda tener ambigüedades y que es un principio básico del respeto entre países. Por lo tanto, deben retirar esos paneles solares a la brevedad o lo haremos nosotros”, disparó Boric en referencia al “Puesto de Vigilancia y Control de Tránsito Marítimo Hito 1” emplazado en el sur del continente.

Hasta el momento, el ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno Nacional no atinó más que a ofrecer su perdón. El gesto resulta, por supuesto, insuficiente: Milei ya confirmó que derivará la cuestión en Mondino, pero al momento el escándalo continúa en pie y la paciencia chilena se acaba. El presidente de izquierda así lo alertó: “Yo me imagino que no vamos a tener problemas al respecto, pero es una señal equívoca, una señal que no nos gusta, y exigimos que esto se resuelva en el más breve plazo posible – insisto, sino lo vamos a hacer nosotros”.

Con todo, lo cierto es que el historial de las relaciones entre las gestiones de Milei y Boric acusa varios traspiés en el corto período en el que ambas han convivido, principalmente debido a las constantes agresiones del líder de La Libertad Avanza sobre su homólogo trasandino, así como le ha tocado también a otros mandatarios regionales no alineados con el ideario del presidente argentino. Tal vez por ello, el jefe de Estado chileno intentó bajarle el humo a la controversia: “No pretendo que escalemos una tensión entre las relaciones a propósito de esto”.

“Con la Argentina tenemos una excelente relación entre Estados. Es importante mantener esa relación y no hacer escaladas de declaraciones ni tratar de ponernos creativos respecto a esto”, marcó luego Boric, a sabiendas de la ya conocida estrategia de Milei de polemizar con dirigentes adversos en su perpetuo programa de “batalla cultural” política. Para el líder chileno, la situación es distinta: “Acá lo que hay que hacer es respetar las fronteras, esto es lo que estamos exigiendo respecto a nuestro territorio. Pero con la Argentina nos unen muchísimas cosas”.