La gran bomba política de estos días es la confirmación de que la planta de GNL que YPF y Petronas planean construir y que demandará una inversión de unos 30 mil millones de dólares finalmente no se instalará en Bahía Blanca sino en Punta Colorada, Río Negro. La decisión revirtió una planificación que desde 2022 proyectaba la planta en suelo bonaerense, y a la que se había llegado luego de años de estudios técnicos.

Desde antes de que se conociera la definición, el propio Javier Milei fue quien comenzó a instalar la idea de que si la planta no terminaba construyéndose en la PBA, la explicación radicaría en los posicionamientos ideológicos de Kicillof y la no adhesión de Buenos Aires al RIGI sancionado por el Congreso. Más allá de la falsedad de ese último punto -ya que la planta no trabajaría con recursos naturales de la PBA sino en la industrialización del gas de Vaca Muerta, por lo que se podría considerar una planta industrial como cualquier otra y, en ese sentido, la aplicación del RIGI no dependería de la adhesión provincial-, lo cierto es que el oficialismo nacional logró su objetivo de enmarcar el debate en una polarización Milei-Kicillof.

Más allá de las operaciones por lo bajo que pueda haber inducido el Gobierno nacional, lo concreto es que la decisión de optar por Río Negro y no Buenos Aires fue tomada por YPF y la malaya Petronas. Las compañías argumentaron que “Río Negro muestra mejores aspectos económicos para el proyecto, aún si Buenos Aires igualara los beneficios fiscales”, ubicando la explicación en otro carril al señalado por Milei, que en una entrevista reciente con Alejandro Fantino había dicho que la planta “obvio que se va a ir a otro lado. ¿Vas a invertir donde está Kicillof? ¿Para qué quiere un RIGI distinto, para hacerlo con sus ideas comunistas?”.

YPF y Petronas explicaron cirtas condiciones relacionadas a gasoductos y transporte, profundidad marítima, disponibilidad de terrenos, operación portuaria y también condiciones regulatorias y fiscales como los motivos por los que se inclinaron por Río Negro. Pero hilando fino, un hombre del riñón de Paolo Rocca resultó clave para la decisión que hoy expone a Kicillof a al golpe político más contundente por parte del presidente desde que comenzó esta nueva etapa del país.

El hombre de Techint clave para el golpe político de Milei a Kicillof

¿QUIÉN ES HORACIO MARÍN?

Me comuniqué con el CEO de YPF, Horacio Marín, y ratificó que la radicación de la planta de GNL no tiene nada que ver con la adhesión o no de la provincia de Buenos Aires al RIGI. Además, confirmó que las inversiones de plantas de MEGA y Profertil por 2.200 millones de dólares se van a hacer en el Puerto de Bahía Blanca como se había previsto”, dijo esta mañana Kicillof en un intento por despegarse de la lectura que Milei buscó instalar en la opinión pública, y marcando que YPF invierte en la PBA.

Marín es un ingeniero químico de 60 años, recibido en la Universidad Nacional de La Plata, con un máster en ingeniería del petróleo en la Universidad de Texas. Comenzó su desarrollo profesional en el campo energético hace unos 35 años en el proyecto hidrocarburífero “El Tordillo” de Tecpetrol, la compañía parte del grupo Techint, del magnate Paolo Rocca. En los '90, Marín trabajó en Venezuela en la filial de Tecpetrol, empresa de la que llegó a ser presidente de Exploración y Producción, cargo que mantenía hasta su designación en YPF tras el triunfo de Milei el año pasado.

Tecpetrol desembarcó en Vaca Muerta durante el macrismo luego del “Acuerdo de Productividad de Vaca Muerta” con el cual el propio Macri le abrió la jugada a Rocca en uno de los principales yacimientos de shale gas del mundo. Marín fue responsable del proyecto Fortín de Piedra, con el que la compañía se instaló en Vaca Muerta.

El año pasado, luego de su triunfo en el balotaje, una de las primeras confirmaciones de Milei fue la de Marín como CEO y presidente de YPF. En ese momento otro de los nombres que sonaban fuerte para esa posición era el de Javier Iguacel, exministro de Energía del gobierno de Cambiemos. Finalmente, Rocca le ganó la pulseada a Macri y puso a Marín en una de las posiciones más codiciadas del país. Y Marín respondió en estos días, permitiéndole a Milei una victoria política contundente frente a su adversario político electo.